La muerte de cinco personas y la denuncia de que 600 habitantes de La Cantera, en San José Iturbide, estarían enfermos de leucemia por consumir agua del pozo local supuestamente contaminada con altas concentraciones de radioactividad; han evidenciado los riesgos de salud pública de la polución hídrica en Guanajuato, particularmente de la cuenca de la Independencia.

A petición de los pobladores de La Cantera alarmados por los decesos y cientos de enfermos, el Centro de Geociencias de la UNAM, campus Juriquilla, tomó muestras del pozo y las envió a laboratorios certificados, mismos que determinaron que el agua del pozo sí está contaminada.

La investigación concluyó que “el agua tiene concentraciones de radioactividad, que podrían estar vinculadas a casos de leucemia y otras neoplasias (crecimiento anormal de células en un tejido del organismos), que se han registrado en la zona”. 

Estos resultados ya fueron ratificados por el Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares, que depende de la Secretaría de Energía.

En respuesta, la delegación estatal de la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), suspendió el pozo, mismo que abrió poco después argumentando que según los resultados de dos estudios realizados por laboratorios avalados por la dependencia, el agua del pozo de La Cantera “es totalmente apta para consumo humano, sin poner en riesgo la salud de las personas”.

Por su parte, la Secretaría de Salud de Guanajuato hizo llegar un Congreso local información en la que señala que los casos de leucemia presentados en la comunidad La Cantera, no están asociados al consumo de agua.

La institución indicó que en dicha comunidad se han registrado 4 casos de leucemia de 2001 a la fecha, todos en niñas menores de edad, mismas que se encuentran en tratamiento en los Hospitales Generales de León y Celaya, y “cuya situación no es asociada a exposición o factores ambientales”.

Sin embargo, el Centro de Geociencias ha documentado presencia de arsénico y fluoruro en grandes volúmenes en los acuíferos del río La Laja y Laguna Seca, conocida como la cuenca de la Independencia, que provienen de las aguas más profundas debido a la sobreexplotación. “La edad del agua de la cuenca Lerma-Chapala fue estimada en un rango de entre 10 y 35 mil años, esto indicaría que el agua más joven, la que estaba en la superficie, ya fue consumida”.

La denominación de esta cuenca se explica porque se ubica en los ocho municipios emblemáticos para el movimiento independentista: Dolores Hidalgo, San Miguel de Allende, San José Iturbide, Doctor Mora, San Luis de la Paz, y San Diego de la Unión.

De acuerdo con el Doctor Marcos Adrián Ortega, citado por El Universal, “el agua con arsénico, fluoruro, aluminio, y otros elementos provienen de flujos profundos que están ascendiendo al acuífero superior desde rocas fracturadas de origen volcánico, es agua termal que asciende por densidad”.

El investigador explica que la “extracción irracional de la cuenca creó depresiones profundas, pues en la década de los 50 del siglo pasado se hallaba a nivel del suelo, y cuando mucho a cinco o 10 metros de profundidad, mientras que hoy se encuentra después de los 150 y hasta 250 metros”.

Señala que la sobreexplotación se debe a dos factores principales que atañen a las autoridades hidráulicas: “la premisa equivocada de que el agua se recarga cada año con el escurrimiento, aunque en realidad se mueve a velocidad de un metro por año, y la corrupción que ha permitido la expedición de permisos extralegales de perforación. El mayor número de concesiones lo tiene la agroindustria de exportación asentada en la región.”

Por lo tanto, es indispensable que la CONAGUA atienda las recomendaciones del Centro de Geociencias, clausure preventivamente el pozo de La Cantera, realice otros análisis más profundos para conocer los niveles y fuentes de toxicidad del agua, informe a la población de las implicaciones que podría tener su ingesta; y proporcione una fuente alterna de abastecimiento.

Además de la agroindustria, hay otras empresas en la región cuyos desechos contaminan los cuerpos de agua de la cuenca de la Independencia, pero ni el gobierno estatal ni la CONAGUA las han sancionado para no afectarlas, y no inhibir inversiones que otras compañías han anunciado en la región.

Por lo tanto, es claro que los intereses económicos están, de alguna manera, ocultando los problemas de salud de la población de la zona generados por la contaminación del agua; mismos que han impedido que el tanto el gobierno estatal como el federal tomen las medidas preventivas y de investigación necesarias para resolver a fondo el problema y no de manera superficial como hasta ahora se ha hecho.

Por: Zona Franca

 Fernando Flores