Eran las 13:00 y en las afueras del estadio se sentía la pasión de los aficionados, que esperaban la llegada de su equipo. Pasan los minutos y a las 14:00 empieza a llover, a pesar del agua que caía con fuerza, la euforia de la hinchada seguía intacta, la mayoría se tapaba con lo que tenía, sombrillas o fundas, para protegerse del agua, otros se divertían en medio de la lluvia y no dejaban de alentar a su club.
A las 14:30 se abrieron las puertas, el entusiasmo de la gente se escuchaba a lo lejos, todos buscaban la mejor ubicación para disfrutar del partido de fútbol que tanto habían esperado.
A las 15:00 el árbitro hizo sonar su silbato, indicando que el partido comenzaba, los gritos de pasión inundaban los graderíos, los aplausos, silbidos y saltos de emoción cada vez que su equipo estaba por marcar la primera anotación, en su gran mayoría, llevaban consigo los colores de su club, camisetas, gorras y hasta sus pintados reflejaban el amor a su equipo. Otros, en cambio, habían confeccionado banderas que no dejaban de flamear durante los 90 minutos de juego. El objetivo era hacerse sentir que eran locales y que el triunfo tenía que ser suyo.
Corría el minuto 30 del primer tiempo y el cotejo seguía igualado a cero, los dos equipos daban lo mejor de sí para obtener la ventaja, pero no concretaban, cinco minutos después el equipo visitante cometía una falta que terminó con un lanzamiento de tiro libre a favor del equipo local.
La expectativa del aficionado, así como la emoción, crecían al mismo tiempo. Franklin Salas, goleador de la Liga de Quito, fue el elegido para lanzar el esférico, se prepara, respira profundamente, lanza y anota un golazo y se abría el marcador a favor de los locales, la afición saltaba y gritaba con euforia el primer tanto.
El primer tiempo finalizó con ese marcador que hacía palpitar fuertemente el corazón de todos los presentes. El tiempo de descanso estuvo lleno de festejos, pláticas, cantos y gritos hasta que empezó el segundo tiempo, donde todas las almas apoyaban emocionadamente para que llegue el segundo gol.
Llegó el minuto 30 y nada pasaba, el marcador seguía igual que en la primera parte, los aficionados se emocionaban cada vez que su equipo se acercaba a la portería contraria, sin embargo, el gol no llegaba, Así cayó el minuto 90 y el árbitro dio por finalizado el partido con el marcador favorable para los albos, con alegría el equipo celebraba el campeonato nacional tras haberle ganado con la mínima diferencia a Deportivo Cuenca, la afición se marchaba satisfecha del estadio y en espera del siguiente encuentro de su equipo para alentarlos con la misma fuerza.
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