A partir del siglo XIX, el estudio del lenguaje se sitúa sobre la influencia de los modelos científicos, basado en un estudio histórico comparativo de las lenguas, las similitudes encontradas de las distintas lenguas, arrojó como resultado el indoeuropeo, ancestro de la mayorías de la lenguas occidentales. Se puede observar que el español posee una estrecha relación con el latín y el griego antiguo.
Estas revelaciones dieron lugar a que muchos estudiosos lingüistas, publicaran sus estudios en forma de leyes, conocidas como leyes fonéticas, aunque el propósito era hacer una comparación de las lenguas según su pronunciación de sus vocablos.
Es así como Jacob Grimm, quien fuera un lingüista alemán, formuló su propia ley, llamada la Ley de Grimm en 1822, en ella describía los cambios sufridos por las consonantes dentro de un grupo de lenguas indoeuropeas, además descubrió 9 correspondencias entre sonidos consonánticos de lenguas indoeuropeas relacionadas,
Por otro lado, Hermamm Osthoff, comenzó a publicar en 1878 una especie de revista llamada Morphologische Untersuchungen, en ella expone su propia ley en la que establece que las vocales largas se abrevian cuando van seguidas por una sonante, seguida a su vez, por otra consonante. Esta ley se aplica al griego, el latín, el celta y el balto-eslavo.
El ingreso del positivismo en la lingüística, produjo una serie de descubrimientos capitales. Karl Brugmann al igual que Osthoff, por ejemplo, estudiaron el vocalismo. Por los años setenta del siglo XIX se creía todavía que el vocalismo indoario era el primitivo indoeuropeo, pero esta idea era muy enrevesada (la tríada *a, *i, *u había de interpretarse con gran dificultad para de ella deducirlo todo) y muy pronto se descubrió que, además, era falsa. Sin duda, era el momento de matizar de otra manera las cuestiones relacionadas con el vocalismo, y a Brugmann le tocó la ardua tarea de hacerlo.
El célebre lingüista ginebrino Ferdinand de Sa ussure fue otra figura emblemática dentro del gran movimiento renovador del último tercio del siglo XIX. Su Mémoire sur le systéme primitif de voyelles dans les langues indoeuropéennes, obra publicada en 1878 (cuando solo tenía 21 años), fijó la doctrina del vocalismo indoeuropeo iniciada por Brugmann y determinó la manera de entender las alternancias, manera que aún en la actualidad es admitida.
Un gran número de estudios, dieron lugar a una gran variedad de leyes fonéticas, por las cuales se han podido determinar, las raíces de las lenguas actuales y aunque la labor ha sido extraordinaria, aún queda mucho por descubrir, pues el lenguaje es por naturaleza, evolutivo, siempre cambiante. El lenguaje se transforma al paso del hombre, por lo tanto, comparten el mismo destino. Preservar el idioma, es preservar el pasado, las raíces de nuestra existencia
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