Tomaron la decisión mucho más temprano de lo que se suele hacer, pero encontraron en sus padres la compresión necesaria para lograr ese cambio de la mejor manera posible. Por eso,James, el mayor, siempre responde de la misma manera a la pregunta: ¿No eres muy joven para saber que quieres ser trans de manera permanente? "¿Y tú cuando supiste que eras cisgénero?" Su historia es una oda a la libertad y no cabe duda que es bien inspiradora.
James y Olivia han querido compartir su historia con el mundo.
"Cada quien puede ser lo que quiera y no importa la opinión de los demás", es la reflexión que hace la pequeña Olivia cuando se le preguntan por su condición de transgénero a su corta edad. Tanto ella como su hermano James tomaron una decisión bastante complicada que afectará sus vida completamente y sus padres decidieron apoyarles desde un principio.
James hizo su transición social a los 8 años y ahora está tomando supresores hormonales para no desarrollar pechos ni llegar a menstruar. El próximo año tomará testosterona, lo que será la primera medida permanente, pues después de ese proceso no sería capaz de tener hijos. Por su parte, su hermanita Olivia hizo la transición social a los 5 años y asegura que el ejemplo de su hermano le ayudó muchísimo.
Su relación es igual a la que pueden tener cualquier par de hermanos.
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"Nos solemos pelear, pero como cualquiera. Suelen ser cosas sin importancia", asegura James. Ambos llevan con mucha naturalidad su situación, asegurando estar completamente convencidos del paso que han dado. Los dos dicen que desde bien pequeños supieron que en sus vidas faltaba algo, por lo que decidieron afrontar el reto social de ser trans.
"A la primera persona que se lo dije era un amigo", cuenta James. "Pero sus padres son transfóbicos, por lo que ya no somos amigos. Él me dijo que entendía a sus padres, aunque también me entendía a mí. Igual, no vale la pena ser amigo de alguien que piense de una manera tan negativa sobre algo tan natural".
Olivia le dijo a sus padres que era trans después de que su hermano hiciera la transición.
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"Teníamos dudas de que ella lo estuviera haciendo para copiar a su hermano, porque solo tenía cuatro años. Le permitimos vestir como quisiera, pero no hizo su transición social hasta que cumplió los cinco", explicó la mamá de los niños, Sara.
"Mucha gente pensó que podría estar copiando a James, lo que nos hizo dudar de si valía la pena meternos en otra transición, pero ella es así, no se puede negar", dijo la orgullosa mamá. "Para nosotros, fue más fácil con Olivia porque ya teníamos la experiencia de James".
Justamente a James no le cayó del todo bien la noticia de que su hermanita tampoco estaba de acuerdo con su género biológico, pero rápidamente lo entendió y apoyó mucho a su hermanita. "Creo que reaccioné como cualquier hermano haría. Desconfiaba. Pensaba que me estaba copiando y me puse a la defensiva porque esto de ser transgénero era algo mío. No me gustó al principio, pero luego vi que Olivia decía la verdad, que era un niña, por lo que siempre la quise ayudar", recuerda el hermano mayor.
"Tu me diste confianza. Fuiste mi primer apoyo y eso me hizo sentir la confianza de pensar que luego tendría muchos más", dice con cariño la pequeña Olivia.
Sus padres están convencidos de estar actuando de manera correcta.
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"A todos los que dicen que hacemos esto para ganar notoriedad, les diría que me da pena que ellos antepongan las normas sociales al amor incondicional que se debe tener un hijo. Hacemos esto por ellos, porque les escuchamos y les queremos", asegura el papá de ambos niños. "Pasé un mal trago cuando ambos nos dijeron que eran transgénero. No sabía qué hacer ni cómo reaccionar. Pero he aprendido que no estamos sólos, que hay una comunidad entera que ayuda".
Sara agrega: "Las estadísticas de los casos de suicidio que se dan por culpa de los padres que no defienden a sus hijos trasngénero son alarmantes. Lo único que nuestros hijos deben sentir que venga de nosotros es amor y aceptación".
La aceptación es la palabra clave en esta situación.
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"Muchos puden pensar que esto es sólo una fase, por eso es importante que ellos mismos sepan que en nosotros solo encontrarán amor y aceptación", continúa Sara. "Nosotros aceptaríamos que mañana nos dijeran que han cambiado de parecer y no quieren ser trans, de la misma manera que hemos aceptado que lo sean".
Sara agrega: "A menudo, les preguntamos si siguen estando convencidos de su decisión. Si siguen sintiéndose cómodos con el género que han elegido, los pronombres que usan para definirse e incluso los nombres legales que se han cambiado".
Ambos padres están felices de apoyar a sus hijos. "El hecho de que nuestros dos hijos sean trans es lo menos especial de ambos. Más allá de eso son inteligentes, graciosos, medio payasos y tienen buenos sentimientos", dice la mamá.
Es quizás en ese punto donde Olivia, la más pequeña, hace la mejor observación de este extraño --pero totalmente natural-- caso: "No somos diferentes, no deberián tratarnos ni mejor ni peor que a nadie".
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