“Why so serious?” La pregunta que convertiría en célebre al Joker interpretado por el malogrado Heath Ledger es la misma que a muchos se les pasa por la cabeza ante el rostro de las modelos en los desfiles: “¿Por qué tan serias?” Repasando las semanas de la moda que acaban de llegar a su fin, las posibilidades de encontrarse con maniquíes sonrientes son infinitamente menores que las de toparse con semblantes severos, preocupados o incluso con signos de enfado.
Lejos quedaron los tiempos en los que las supermodelos jugueteaban con el público, sonreían y movían las caderas (aunque Donatella Versace las rescatara en su desfile homenaje a Gianni). Desde hace años, la mayoría de las marcas prefieren chicas impenetrables que se limiten a recorrer la pasarela sin convertirse en las protagonistas del show. Para eso ya está la ropa: su verdadera razón de ser y lo que acabará en los escaparates de las tiendas.
“La expresión de la modelo depende del desfile y de lo que pida el diseñador”, cuenta a S Moda Esther García Capdevila, directora de casting de la semana de la moda de Madrid y de la pasarela 080 de Barcelona. “Algunos requieren rostros más serios, otros los prefieren relajados y a veces también quieren que sonrían. Depende de la colección, de lo que la marca desee transmitir al público”, añade. Según explica, en la semana de la moda madrileña firmas como Ágatha Ruíz de la Prada piden a sus chicas que sonrían sobre la pasarela mientras que Teresa Helbig, Alvarno, Jorge Vázquez o Menchen Tomás requieren rostros relajados. “Es verdad que algunas modelos son menos interpretativas y les cuesta relajar la cara. Por eso parece que están enfadadas pero en realidad es su forma de desfilar”, asegura.