Enfrentar el reto es fundamental que el Sistema Educativo Mexicano, se consolide mediante una política de Estado que contemple una secuencia hacia el futuro y a la vez esté vinculado con los sectores productivos del país y del mundo, que permita preparar ciudadanos de acuerdo con las competencias de otras culturas, para ello, se requiere el apoyo de la clase política, del legislativo, y el Gobierno Federal para que se consolide el apoyo a la educación e impulsen el desarrollo de la ciencia y la tecnología.
El logro de la transformación que ansiamos y estamos buscando, está en la mejor administración y planeación del Sistema Educativo Mexicano, en cambiar las prácticas que no nos dejan avanzar por nuevos paradigmas que nos permitan avanzar, en perder el miedo por lo desconocido y enfrentar los retos con responsabilidad y decisión y cumplir cada quien con su rol. Para que México sea partícipe de estos cambios, necesitamos una verdadera sociedad del conocimiento y que de esta manera se genere la nueva forma de vida del país y a su vez impacte en todos los ámbitos.
El desarrollo institucional de los sistemas educativos se ha convertido en uno de los campos prioritarios de la acción estatal, lo que se manifiesta en los procesos de reforma y en las propuestas de innovación promovidas en los diferentes niveles de la gestión educativa. Los años noventa han constituido, en este sentido, el escenario de estrategias de descentralización y/o de desconcentración que han promovido, en forma complementaria, el fortalecimiento de la función escolar; en el inicio de la nueva década, la implementación de estos proyectos muestra en la región iberoamericana una diversidad de situaciones, fruto de coyunturas, tradiciones, estructuras y dinámicas específicas de cada contexto nacional.
Ya sea a través de la descentralización o de la desconcentración, hoy la mayoría los Estados nacionales no tienen como incumbencia la prestación directa de los servicios educativos. La educación no es sólo un asunto del Estado, sino del Estado en conjunto con la sociedad civil. En estos tiempos se considera que la educación debe abandonar la voluntad homogeneizadora del pasado y recuperar y valorar la diversidad sociocultural. La complejidad creciente de los sistemas educativos ha provocado, a su vez, el surgimiento de nuevos perfiles de administradores de la educación en los ámbitos centrales y regionales, a la vez que la promoción de los objetivos de profesionalizar las burocracias y de resignificar funciones ya instituidas. Sumados a la tendencia descentralizadora, se generan movimientos que buscan afianzar las funciones de dirección de los ámbitos regionales y las tareas pedagógicas de los centros, concediéndose crucial importancia a los procesos de desarrollo curricular y a la formulación de proyectos relevantes para la vida cotidiana de las escuelas y de sus comunidades.