PACHITO ELECTROCUTA A UN ESTUDIANTE
Anónimo
Como era un niño muy travieso y llevado de su parecer los papás de Pachito decidieron llevarlo al Psiquiatra.
Un psiquiatra es uno de esos señores que son como médicos de la cabeza. Se sientan en una silla te hacen preguntas y te dicen si estás loco o no.
El psiquiatra de Pachito se llamaba Doctor ternura y era todo tierno.
La primera vez que pachito lo vio se emocionó mucho porque se parecía a Papá Noel.
En la primera consulta Pachito se sentó en las piernas del doctor Ternura, después jugó con los objetos de la mesa, luego tiró los papeles al piso los papeles y desrodenó todo el consultorio. El doctor Ternura quería que Pachito tomara Ritalina ( un medicamento para tranquilizar a los niños inquietos). Lo que no sabía era que Pachito ya tomaba ... pero no le hacía efecto alguno. Tomaba remedios pero seguía siendo travieso y dañino: quebraba vidrios, jarrones... y hasta una emisora. Pachito fue varias veces a la cita con el doctor Ternura, pero sucedió lo increíble... En lugar de que Pachito dejara de ser tan loco.... el doctor Ternura se enloqueció por culpa de Pachito.
El doctor Ternura huyó a Panamá, donde se enamoró de una de sus pacientes (una mujer que se creía coneja), con quien se casó u fiueron muy felices. Pero eso hace parte de otra historia.
Cuando Pachito observó que el despacho del Doctor Ternura estaba sin su dueño, tuvo una idea muy traviesa.
Y se puso manos a la obra. Tomó unas gafas gruesas de su abuelito. se puso un chal de su abuelito. Se puso una barba de algodón y ¡ta- tan! quedó disfrazado del doctor Ternura y cuando terminó de "arreglar" el consultorio como si fuera suyo... comenzó a atender pacientes. Pero Pachito, que además de travieso era muy brusco, en lugar de recomendar un buen remedio, proponía curas muy locas. El pegó un correazo a una niña, y así sucedía con el resto de pacientes. Y así, poco a poco, Pachito iba subiendo la dosis de remedios. De los juetazos pasó a los coscorrones, a los sartenazos. Hasta que un día, llegó a su despacho un niño muy, muy raro. Tenía una camiseta con el símbolo de paz. Y no guardaba los libros del colegio en una maleta, como los demás, sino en una mochila, y no tenía zapatos sino sandalias, ni pantalones de pana sino bluyin. Pachito le dio un juetazo y luego un coscorrón y luego un sartenazo pero no lo curó. Pachito se puso a pensar cómo podía curar a ese niño. Averiguó y averiguó hasta que se le prendió el bombillo. Pensó que con electrochoques lo curaría.
Pachitose paró frente a su paciente con unos cables de alta tensión y Pachito electrocutó al estudiante y salió a la sala de espera y electrocutó a otro y a otro. Sólo quedó un niño idéntico a él: era su reflejo en el espejo. Pachito se acercó con cautela... y cuando estaba cerca... ¡se electrocuto a sí mismo! y como casi no puede parar, por poco se quema.
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