A pesar del regocijo que en éstos días ha generado la aprobación por unanimidad en la Cámara de Representantes en su último debate el proyecto de ley que prohíbe el uso de asbesto en Colombia, existe un gran riesgo para la salud derivado del asbesto ya existente y principalmente el utilizado en las redes de abastecimiento de agua en Bogotá y todo el país.
Es fundamental controlar el nivel de exposición en riesgo para la salud que representa esta situación desconocida para la mayoría de las personas, por lo que el Doctor Ernesto León Ibarra, preocupado por la situación de abandono y negligencia en que se encuentra este tema, ha presentado una acción popular para que se tomen decisiones judiciales al respecto y Bogotá cuente con un estudio propio sobre la contaminación del agua, mientras se realiza el desmonte de estas tuberías. Para el precandidato al concejo solo su cero presencia es lo aceptable ya que: "con el asbesto no hay dosis segura, lo mejor es la situación de amianto cero" indicó.
La mayor parte del agua que se consume en los hogares se destina a actividades domésticas como: lavadora, lavavajillas, ducha y otras con una parte inferior para el consumo humano. Se estima que aproximadamente una persona consume en promedio 2 litros diarios y dado el desgaste que sufren las tuberías por la presión y el paso del líquido, puede llegar a estar altamente contaminadas de aminato o fibras de asbesto.
Las redes antiguas de abastecimiento están hechas en cemento asbesto, cuya cantidad y ubicación no están claras por parte del Acueducto de Bogotá, no existe un control o inventario sobre las mismas, situación que se convierte en un gran peligro para la salud de los ciudadanos por la conocida toxicidad del material cancerígeno.
La Agencia de Protección del Medio Ambiente (Environmental Protection Agency; más conocida por las siglas EPA) en EEUU, ha determinado que el límite máximo para no afectación a la salud humana que es de 7 MFL o millones de fibras por litro, por lo que la mayoría de los suministros del fluido potable en Estados Unidos tienen concentraciones de asbesto menores de 1 millón de fibras por litro (MFL), aún en áreas con depósitos de asbesto o con cañerías de cemento con asbesto para el suministro de agua. En Colombia no se sabe el grado de exposición en el suministro, ni existe un estudio al respecto, por lo que es urgente realizarlo, para establecer el grado de contaminación del agua que consumen los bogotanos.
La relación de la presencia de fibras de amianto en el agua potable y el incremento de cánceres, especialmente los gastrointestinales, ha sido aceptada en algunos casos, aunque con reservas, como por el “Safe Drinking Water Committe” de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos, y la Agencia de Sustancias Tóxicas y el Registro de Enfermedades de EEUU- ATSDR. Para algunos existe la duda, pero casos detectados en expuestos al mineral los hay.
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