El calentamiento global y las emisiones de efecto invernadero provocadas por la actividad humana están suponiendo un deshielo de determinadas zonas como el Ártico, lo que conlleva la pérdida de hábitat para muchas especies residentes. No obstante, las consecuencias que supone el deshielo no tan sólo afectan a la posible desaparición de especies sino que también afectan al incremento de las temperaturas globales y al aumento del nivel del mar.
El deshielo de los polos se debe principalmente a los gases de efecto invernadero derivados de combustibles fósiles y energías no renovables.
Según un estudio de la Universidad de Washington, se prevé que si seguimos llevando a cabo el mismo ritmo de vida y no tomamos medidas, en verano de 2040 el Ártico se habrá derretido totalmente.
Los científicos destacan que las consecuencias del deshielo total serían catastróficas, ya que no tan sólo provocarían la muerte de miles de especies, sino que se produciría un cambio en los ecosistemas naturales y aumentaría el nivel del mar, dando lugar a desastres naturales, a raíz del aumento de fenómenos naturales cómo huracanes, volcanes y/o tsunamis a gran escala.
El aumento de temperaturas ha propiciado el deshielo de los glaciares, sistemas naturales muy delicados, y dicho fenómeno, ya ha contribuido al cambio climático, pues bien, éste último siglo la temperatura ha aumentado: 0,7 grados en el mundo, 0,95 en Europa y 1,5 en España.
La extensión helada del Ártico ha disminuido un 40% las últimas tres décadas, provocando la disminución del porcentaje de precipitaciones. Según AEMET (Agencia Estatal de Meteorología), los valores de precipitaciones descendieron un 15% entre el 2016 y 2017, ocasionando en 2017 el sexto verano más cálido de todo el siglo veintiuno (llegando incluso a más de 40 grados en países como España).
Las consecuencias del aumento de temperatura en 2017 incentivaron, por una parte, la sequía y la desertificación, y por otra parte, el aumento del nivel del mar, pues bien éste ha ascendido de 10 a 12 centímetros, esta última década.
El proceso del deshielo puede ralentizarse, siempre y cuando se tomen medidas, tanto por parte del Gobierno como por parte de los ciudadanos. Reducir el uso de calefacción y energía, fomentar el transporte público, substituir las energías no renovables por renovables, añadir impuestos al combustible, etc.
Las consecuencias han sido realmente perjudiciales para el entorno con la pérdida del 40% de hielo. Imaginémonos las consecuencias que podría conllevar el deshielo total del Ártico. La vida del planeta corre peligro si el Ártico se queda sin hielo. Es ahora o nunca.
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