La falta de respeto de los padres en los partidos

Querer lo mejor para los hijos no implica gritar, insultar, agredir a los árbitros ni desatar batallas campales entre padres, comportamientos demasiado frecuentes en el fútbol base entre muchos progenitores. Escenas como las nombradas anteriormente se repiten cada fin de semana por toda la geografía española, donde miles de adultos asisten a los partidos de sus hijos. Los padres quieren lo mejor para los más pequeños de la casa, pero muchos no saben, porque nadie se lo ha explicado o porque no entienden de lógica, cuál es el papel del deporte a esas edades y el rendimiento que puede esperarse de los chicos. El deporte es algo esencial en la vida de las personas y sobretodo a una corta edad se vuelve aún más emotivo y si se le añade el plus que juegue tu hijo lo hace más emotivo todavía... Pero la emotividad suele estar por encima de lo racional, y la pregunta es ¿Ser emotivo implica faltar al respeto?

La situación ha alcanzado niveles tan preocupantes que las autoridades han empezado a tomar cartas en el asunto. En partidos de fútbol de pueblos perdidos por la montaña se ha llegado a llamar a la policía para que pueda vigilar las gradas y no crear problemas... ¡A un partido amistoso! Su nombre ya lo dice todo, no se juegan nada los jugadores, solo se divierten con sus compañeros y el rival y disfrutan de un deporte tan bonito como es el fútbol, pero no, las personas siempre tienden más a buscar la complejidad de lo más sencillo.

No hace falta ser padre o madre para ponerse en situación para entender este grave problema, es más, imagínate esta situación: un chaval de 11 años tiene ganas de que llegue el sábado porque saldrá de titular en el partido de fútbol, un acontecimiento único para él ya que jugará contra su mejor amigo. Llega el día y está disfrutando de sus jugadas pero no para de escuchar a su propio padre como insulta al árbitro y provoca al niño una vergüenza increíble y además de pasarlo mal con las palabras de ''su modelo a seguir'', también le causa gran desconcetración y lo que se suponía un día brillante acaba siendo de lo más oscuro.

La buena noticia para los niños es que ya se está empezando a tomar medidas. En Barcelona, por ejemplo, los padres del Sant Andreu de la Barca, de categoría infantil (13-14 años), fueron castigados con tres partidos sin ver a sus hijos tras un encuentro en el que no cesaron de gritar y pronunciar insultos, llegando uno de ellos a abalanzarse sobre el árbitro. Después de todo aquel revuelo curiosamente tuvo consecuencias muy positivas para el equipo ya que, sin padres... ¡Hicieron la mayor goleada de la temporada! ¿Casualidad? No, no lo creo.

Por lo tanto, el único mensaje que se debería dar a los más pequeños desde la grada son ánimos y muchos aplausos porque ellos disfrutan haciendo deporte y que se corte la diversión por culpa de los más mayores es un hecho vergonzoso.