El español condenado a muerte en Tailandia por asesinar a un compatriota confiesa el crimen

Artur Segarra el español condenado a muerte en Tailandia por el asesinato en Bangkok de su compatriota David Bernat, ha confesado mediante una carta que ha cometido el crimen pidiendo clemencia al receptor, al rey de Tailandia, Maha Vajiralongkorn. El convicto, durante todo el proceso judicial, mantuvo su postura como inocente, pero ahora ha admitido que la noche del 19 de enero de 2016 mató a Bernat durante una ruda pelea con el susodicho.

El Tribunal Supremo de Tailandia dejó en firme la sentencia el pasado 20 de noviembre y mantuvo la pena de muerte contra el español por el secuestro, robo y asesinato premeditado de Bernat. El culpable mandó a escribir una carta de ocho páginas y escrita en tailandés por su abogado defensor fechada del 23 de diciembre de 2019, evita detallar qué sucedió después del asesinato de Bernat, a quien asegura que conoció en Tailandia en 2014 y compartían en el país un proyecto de negocio.

El convicto asegura en la carta que las duras condiciones penitenciarias en Tailandia le han hecho reflexionar sobre el daño que ha cometido y solicita a la Casa Real que absuelva la pena capital por la cadena perpetua o un periodo fijo de cárcel. El rey de Tailandia no cuenta con un plazo para responder a la solicitud de perdón real,aunque por normalmente esta suele aceptarse.

Si se le concede el indulto sobre la pena de muerte y se le imponga cadena perpetua, el reo, que es preso desde febrero de 2016, podrá solicitar un traslado a una cárcel en España una vez cumpla al menos ocho años de encarcelamiento. Además, según al dictamen de los jueces, deberá devolver a la familia de la víctima unos 20.000 euros que robó de las tarjetas de crédito del fallecido. Si se le deniega la medida de gracia, las autoridades penitenciarias cuentan con 24 horas para ejecutar la condena que se le ha impuesto.

Según las investigaciones aceptadas por la Justicia tailandesa, Segarra planeó el secuestro de Bernat para robarle el dinero que tenía en una cuenta bancaria en Singapur, antes de asesinarlo entre el 26 o 27 de enero, descuartizar el cadáver y arrojarlo al río que cruza Bangkok. Entre las pruebas contra él se encuentra que el asesino compró un congelador para guardar el cuerpo sin vida, y como si no fuera poco, también se encuentra el alquiler de una casa a las afueras de Bangkok donde escondió parte del material que utilizó en el asesinato.