La partida empieza otra vez para el Reino Unido y la Unión Europea, a partir del 31 de enero del 2020. Con la premisa del primer ministro, Boris Johnson, de comenzar y terminar las negociaciones en un tiempo récord, vuelve a intensificarse el riesgo de que haya un Brexit caótico el próximo 31 de diciembre, cuando concluya el periodo de transición para que Gran Bretaña siga conectada al mercado único. Pero antes de junio ya deberian de existir acuerdos en pesca, servicios financieros y protección de datos, entre otros.
Los últimos tres años de Brexit fueron tensos y dramáticos hasta que Reino Unido ha conseguido aprobar el acuerdo de salida negociado con la capital belga. Ahora se abre un nuevo período de negociación de 11 meses para establecer la futura relación entre los dos bloques. Todavía no se han comenzado formalmente las conversaciones y ya hay distancia entre Londres y Bruselas, lo que promete que la nueva etapa será aún más tormentosa.
Boris Jhonson considera que Reino Unido tiene una oportunidad única para deshacerse de la restrictiva normativa, mientras, la Comisión Europea teme que su vecino se convierta en un competidor desleal. La presidenta del Ejecutivo comunitario, Ursula Von der Leyen, ha advertido que la posibilidad de que Reino Unido tenga acceso al mercado único dependerá del grado de cumplimiento de las hasta qué punto Johnson acepte cumplir con las reglas del bloque.
Llegar a un acuerdo se antoja imposible con la premisa de Jhonson de que haya un acuerdo exprés para una tarea que suele tardar años cuando dos potencias se sientan a pactar un tratado comercial de tal envergadura. Los funcionarios europeos reconocen que habrá mala sangre entre los dos bloques, después de que Johnson haya descartado ampliar el periodo de transición, según informa Bloomberg. El calendario se estrecha para establecer un marco de negociación fiable. El 31 de enero es la fecha simbólica de la salida del Reino Unido de la Unión Europea.
El país seguirá conectado al club comunitario hasta el 31 de diciembre. El 25 de febrero está previsto que los 27 líderes europeos otorguen el mandato a la Comisión de comenzar a negociar con Londres el nuevo tratado. Sin este paso formal no empezarán las negociaciones formales entre los dos bloques. A finales de junio, se cruzará el primer Rubicón. El 30 de junio es el día límite para que Reino Unido solicite la extensión del periodo de transición y comenzará la desconexión. Para que no vuelva a estar sobre la mesa un Brexit caótico tendrá que haber avances sustanciales y acuerdos en materias como la pesca, normas financieras y tratamientos de datos.
Si las dos partes no han alcanzado un pacto comercial amplio, las relaciones de los dos países se regirán en los términos de la Organización Mundial del Comercio, en la que se activarán automáticamente aranceles en los productos como estén vigor para países terceros en los que no hay tratados de por medio.
La principal demanda de Bruselas es que haya un campo de juego nivelado entre los dos bloques tras la ruptura. Por ello quiere que Reino Unido acepte los principios de competencia de que el sector privado tenga limitadas las ayudas estatales.
En otras áreas, como la protección del medio ambiente, empleo e impuestos, la UE quiere que el Reino Unido mantenga los compromisos actuales y futuros. Unas intenciones que atentan contra las líneas rojas de Johnson, que defendió en su campaña electoral, para liberar a Reino Unido de las normas europeas.
Bruselas pretende que los barcos europeos sigan teniendo acceso libre a las aguas británicas y sus recursos. Para la Comisión un acuerdo en esta materia fijará la base de toda la negociación. Si no hay acuerdo sobre la pesca, no habrá nada que negociar. Sin embargo, la pesca es un tema delicado en territorio británico. Como miembro de la UE Reino Unidos ha compartido sus mares con el resto de países. Pero para los pescadores británicos ha supuesto un expolio. Se quejan que el 60% de las capturas en sus aguas la realizan barcos europeos. Francia es el país más interesado en un acuerdo para que su flota pueda seguir trabajando en aguas británicas.
El otro caballo de batalla será los servicios financieros. Las empresas británicas perderán el pasaporte europeo para seguir operando dentro del mercado comunitario. Muchos bancos de inversión ante este riesgo han optado por trasladar sus sedes al Continente. Para prestar servicios desde Reino Unido todo dependerá de que haya un acuerdo entre los dos bloques y la Comisión pide a Londres que la regulación a ambos lados del Canal de la Mancha sean equivalente. Es un problema para el Reino Unido porque Bruselas podría decidir negar a las empresas el acceso al mercado único con un solo aviso. Ambas partes han dicho que intentarán tener evaluaciones de equivalencia para julio. En todo caso la UE mantendrá su autonomía reguladora, ha especificado la Comisión Europea en su presentación a los diplomáticos de los estados miembros sobre el tema.
Mientras en pesca y servicios financieros hay choque de intereses y cierto poder de negociación de la UE, en materia de Seguridad ambos bloques comparten que es una prioridad y un bien común. Por parte de Bruselas no se espera dificultades para alcanzar un acuerdo. "Debemos asegurarnos de continuar trabajando juntos para mantener la paz y la seguridad en Europa y en todo el mundo", dijo Von der Leyen en su visita a Londres. "Debemos construir una nueva asociación de seguridad integral para combatir las amenazas transfronterizas que van desde el terrorismo hasta la ciberseguridad y la contrainteligencia".
Más dificultad habrá para diseñar un marco compartido para que las empresas puedan mantener la actividad en ambos territorios con un tratamiento común de la base de datos clientes sin violar la normativa europea. Como en el caso de los servicios financieros, la Comisión aspira al principio de equivalencia para que Reino Unido quede dentro las reglas comunitarias. La presentación de la Comisión sobre el tema al resto de 27 remarcó la idea de adecuación de la norma por parte de Reino Unido "para profundizar en la futura asociación con el Reino Unido con la aplicación de la ley y la cooperación judicial".
El Brexit también plantea problemas y cambios en el transporte por aire, tierra y mar. Los ideal para los dos bloques es que se mantenga la conectividad, pero Bruselas ya ha dado el primer paso para que el mercado único quede cerrado para la aviación hasta una nueva regulación. Y también pasa con otro tipo de conexiones como por carretera. El riesgo es que quede limitado la libertad de movimientos. Como en la mayoría de los asuntos, la posición de la UE es que "los operadores del Reino Unido ya no pueden tener los mismos derechos de acceso que un operador de un estado miembro".
El suministro de electricidad y gas también será otro foco de discusión. Aquí, la UE quiere un acceso no discriminatorio a las redes, garantías de igualdad de condiciones, regulación independiente, así como prohibiciones de las restricciones a la importación y exportación.
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