Las paperas regresan con fuerza a Euskadi afectando a jóvenes de entre 18 y 35 años

No solo el vitoriano Unai Simón, portero del Athletic, está recuperándose por paperas. Igual que él, varios jóvenes de Zuia, jugadoras de baloncesto alavesas y unos alumnos de los últimos cursos de un instituto vitoriano están recuperándose. Esta enfermedad vírica ha regresado con fuerza este invierno en Álava, sobre todo en Vitoria, puesto que hay decenas de afectados entre los 18 y 21 y los 26 y 35 años, en los últimos dos meses. En noviembre ya hubo un pequeño brote en la academia de la Ertzaintza en Arkaute y otros casos en centros de formación profesional y bachillerato. Los médicos de Atención Primaria y los de punto de atención continuada aún atienden nuevas consultas. Cada afectado tiene que pasar un periodo de cuarentena de cinco días aislado en casa.

La parotiditis, denominado popularmente como paperas, se determina por la presencia de fiebre e inflamación de las glándulas que producen la saliva (la parótida). Otros síntomas son jaquecas, malestares, dolores musculares y falta de apetito. Es altamente contagiosa y se transmiten por la saliva o las secreciones de nariz dos días antes de los primeros síntomas y hasta 9 días después, aunque sobre todo en los cuatro días siguientes. El periodo de incubación es de entre 2 a 3 semanas y aunque se esté vacunado se puede contraer. Según explican portavoces de Osakidetza en el protocolo de vigilancia de parotiditis, incluso hay quien, muchos años después de contraer el virus, ha vuelto a tener las glándulas tan inflamadas que tragar es doloroso.

La medida más eficaz para luchar contra el virus es la vacuna – la cual se dosifica con dos dosis a los 12 meses de vida y a los 4 años– . El grupo más afectado por este brote supuestamente estaba protegido y según los epidemiólogos, así como la inmunización contra enfermedades víricas como el sarampión y la rubeola, es casi total, el resultado del antídoto es inferior para las paperas. Se estima que no es efectiva para entre el 10-15% de la población. «Si la vacuna no es eficaz al cien por cien, lo que ocurre es que cada cierto tiempo se forma un grupo de población no inmunizada que facilita la expansión del virus», explicó en 2012 el responsable de Epidemiología del Departamento de Salud.

En 2012 se vivió un brote con más de 150 casos en el País Vasco,  y hubo otro mayor en el invierno de 2017 y 2018 con más de 900 casos en toda Euskadi y dos años después ha vuelto otra vez con fuerza. «Se corresponde con las características de esta enfermedad, que en zonas donde no se vacuna es endémica y produce picos cada dos a cinco años», explica el protocolo de vigilancia epidemiológica.

Según los expertos, los más expuestos son los niños pequeños que no han sido inmunizados o no han recibido las dos dosis, y los adultos más expuestos son los no vacunados. La enfermedad es leve en general  –y más aún si afecta una persona vacunada– y el tratamiento es con antipiréticos o analgésicos. Por todo esto, uno de cada tres casos pasará desapercibido. Antes de que al portador se le inflame la cara puede sentir la fiebre, los dolores musculares y la falta de apetito, por lo que se le recomienda una semana de reposo en casa.

Se pueden tener complicaciones, más frecuentes en adultos, son destacables la inflamación de los testículos , los ovarios y el páncreas. Incluso se puede desarrollar un tipo de meningitis de la que los pacientes se recuperan, generalmente, sin problemas. La parotiditis pertenece al grupo de las de declaración obligatoria y los casos se dan en invierno y primavera.