DIFERENCIANDO LA EVALUACIÓN DE LA MEDICIÓN

Saludos a todos:

El aprendizaje no puede  verse como un mismo estilo para todos, debido a que depende de los factores que componen y definen el comportamiento humano, cada persona proyecta características diferentes al transitar este proceso, y es responsabilidad del docente, identificar en cada estudiante sus particularidades, para evitar cometer el error de intentar emitir un criterio, que considere abarcador, cuando en realidad solo puede estar aplicando una medición.

Medir en un estudiante es parte del proceso, que además de ser estructura de las instituciones, por el trabajo masivo y para definir el patrón de salida, también es real que necesitamos determinados rangos estándares, que nos permita comparar cuanto se puede haber logrado, pero no puede ser el todo de un criterio.

Existen aspectos como disposición, interés, intensión, asimilación, proyección, habilidades, etc, que describen las cualidades personales, que son totalmente diferentes en cada uno de nosotros, y que son piezas poderosamente influyentes, que nos sirven como herramientas para trazarnos objetivos de trabajo con el estudiante, y  se convierten en medios para conducir su aprendizaje.

Por ejemplo, en el proceso de formación del profesional de la salud, se realizan comprobaciones teórico-prácticas, donde a través de un instrumento escrito, se recoge la información cuántica de lo aprendido, pero también se realizan comprobaciones prácticas, en las que se evidencia, la aplicación de lo aprendido teóricamente, y las particularidades cualitativas, que logra desarrollar el estudiante durante su tránsito por el proceso de aprendizaje, siendo la asociación de ambas, lo que conforma la evaluación final del estudiante.

Concuerdo con mis compañeras, cuando hacen suyas la frase, ¨El aula de clases es un estadio experimental, donde exploran y explotan toda su creatividad y energía...". Y es que este escenario, es propicio para estimular la exteriorización de las potencialidades, que de forma muy singular, cada estudiante pudiera lograr, y que se ven limitadas con valoraciones estandarizadas.

Tener en cuenta  la singularidad de los estudiantes, permite modificaciones en su conducta, en la del profesor y en las experiencias de aprendizaje, ya que aporta elementos para la realización de diagnósticos, en los que nos apoyaremos, para trazar nuevos objetivos o replantear los previos, escoger de manera adecuada las actividades, así como diseñar instrumentos de evaluación, que nos proporcionen una constante retroalimentación, de la evolución del proceso.