Es Aristóteles, en su libro Ética Nicomáquea, quien nos da una amplia descripción y referencia sobre el concepto de Justicia; de Aristóteles sabemos que vivió entre el 384 y el 322 a.C.), fue filósofo y científico griego, considerado, junto a Platón y Sócrates, uno de los pensadores más destacados de la antigua filosofía griega y posiblemente el más influyente en el conjunto de toda la filosofía occidental.
Alumno de Platón, otro filósofo de la antigua Grecia, Aristóteles compartía la reverencia de su maestro por el conocimiento humano, pero modificó muchas de las ideas platónicas para subrayar la importancia de los métodos arraigados en la observación y la experiencia.
Aristóteles estudió y sistematizó casi todas las ramas existentes del conocimiento y proporcionó las primeras relaciones ordenadas de biología, psicología, física y teoría literaria. Además, Aristóteles delimitó el campo conocido como lógica formal, inició la zoología y habló de casi todos los problemas filosóficos principales reconocidos en su tiempo. Conocido por los pensadores medievales como “el filósofo”, Aristóteles es quizá el pensador más importante y de mayor influencia en la historia y el desarrollo intelectual de Occidente.
En oposición a Platón, según criterio de Enrique Serrano, Aristóteles comienza por advertir que la noción de justicia se utiliza con diversos significados, de esta manera, advierte que llamamos injusto tanto al trasgresor de la ley como al codicioso. Esta vía negativa permite definir dos sentidos centrales del término justicia. En cierto modo, justicia es lo legal y, en un segundo sentido, es el respeto y la igualdad. Al primer sentido se le denomina justicia general y al segundo justicia particular.