Es la primera vez que en sus cuarenta y cinco años de vida institucional se atenta y se calla con el crimen la palabra, el pensamiento y la vida de un docente de la Universidad Pedagógica Nacional. Nuestra indignación y nuestra protesta nunca igualarán la magnitud del crimen cometido contra la inteligencia, la academia y la pedagogía en la persona de Darío Betancourt Echeverry. Nuestra respuesta, en cambio, si puede estar a la altura de la inteligencia y de la misión pedagógica que tuvo y que cumplió nuestro compañero