Cursos fantasmas, certificados de la exclusión social y la discriminación. (Por: Random.)

Desde hace más de medio siglo, se viene presentando una situación muy alarmante en las instituciones de salud pública y privada. La falta del dominio de idiomas como el Guaraní, Quechua y Aymara que son los de uso más frecuente en el país, a provocando una suerte de

discriminación y exclusión a personas que por diversas circunstancias usan con dificultad o desconocen el idioma español. Aún en el Estado Plurinacional se siguen dando este tipo de atropellos contra la población que constituye el Estado y la Sociedad boliviana.

El sistema de formación superior de las facultades médicas de las diferentes universidades tanto privadas como públicas, han dejado muy abandonada esta problemática de gran impacto en la sociedad. No solo el sistema de formación superior es responsable de este problema, sino también el mercado laboral es responsable en gran medida, pues exigen con prioridad el dominio de un idioma extranjero (inglés, francés, alemán, italiano, etc). 

Ahora bien, el sector público desarrolla cursos para el dominio de idiomas autóctonos, con entrega de Certificados que avalan y califican el idioma aprendido. Parecería una acción muy acertada, pero lamentable la realidad es otra, la falta de ética y honestidad profesional, derivó al tráfico de estos certificados entre el personal de Salud que los requiere, ya sea para ampliar su currículum o por exigencias administrativas. Dichos Certificados son adquiridos sin la participación alguna del interesado, sencillamente cancela el costo ofertado.

Cuando se pierde el respeto y se discrimina a las personas por su condición étnica y cultural, también se pierde el respeto al significado de Estado Plurinacional.
Esto nos lleva a una reflexión profunda, pues la magnitud del daño repercute de una manera muy negativa en la calidad de los servicios de Salud. Cómo poder frenar este tipo de atropello a la población en general, si las autoridades en salud que deberían estar encargados de evitar esta situación, permiten y avalan esta gran estafa. Acaso vale más un simple cartón firmado y sellado, donde se avala una mentira, que la honestidad y ética del profesional.
Ahora el problema se agrava aún más, si tomamos en cuenta los demás cursos de capacitación que se realizan en diversas áreas y especialidades en salud.
Entonces, qué calidad de profesionales estamos calificando a la hora de un concurso de méritos.

Seguirán sufriendo discriminación las personas de pueblos autóctonos por el solo hecho de conocer su propio idioma, e irónicamente le damos más valor al aprendizaje de un idioma extranjero.  
Finalizo con las siguientes interrogantes:
¿Quién tiene que controlar estas situaciones?
¿A quién acudimos para reclamar y frenar este problema?
¿Las clínicas privadas estarán exentas de este problema?

Son interrogantes que deberíamos hacernos toda la población en general, más aún nuestras autoridades en función. En estos tiempos coyunturales donde se lucha por una supuesta reivindicación social, contra la violación de derechos y libertades. Y por otro lado se cometen este tipo de atropellos desde hace más de medio siglo.