Javierada 2-4 marzo

Clotilde Vázquez.

La peregrinación al Castillo de Javier, Navarra, es un camino en el que peregrinos de toda España se juntan con un propósito común: ver al Cristo Sonriente del Castillo, a quien San Francisco Javier, patrón de las misiones, tanta devoción tenía. Este pasado fin de semana, la Congregación Mariana Mater Salvatoris se ha unido a otros tantos peregrinos de diversas parroquias, colegios y congregaciones en este camino.

Los peregrinos salieron del colegio Mater Salvatoris el vienes 2 de marzo, bajo unas condiciones meteorológicas de lluvia y viento bastante desagradables que no daban muy buena esperanza. Sin embargo, el sábado, para nuestra sorpresa amanece medianamente despejado y con el sol asomándose entre las escasas nubes.

Así, tras una misa con la Congregación al completo en un pueblo cercano a Estella comenzamos a andar, con la Virgen Mater Salvatoris como guía siempre. Anduvimos la primera parte con las familias y en un determinado momento hicimos una breve parada y se separaron los caminos. Al principio, todo el mundo iba contento y enérgico, todos intentaban conocer y hablar con los que no conocían, era un ambiente muy cómodo y familiar. Poco a poco, ya cerca de la hora de la comida el cansancio se empieza a notar, pero tras la necesitada pausa para comer y reponer fuerzas volvemos a emprender camino. La llegada al polideportivo donde dormimos es un alivio para muchas y así después de cenar para concluir el día atendemos una Hora Santa en la capilla de Cáseda.

El domingo, amanece lloviendo, sin embargo, al llegar al punto de partida, el cielo se aclara y cesa la lluvia. Los ocho kilómetros que siguen pasan rápido y junto con el resto de peregrinos de otras organizaciones y de este modo, hacia las 9.30 de la mañana ya han llegado la mayoría de personas al Castillo de Javier, donde tras escuchar una bonita misa con muchísimos más caminantes nos acercamos a ver al Cristo Sonriente. Como dicen todos, es impresionante, tiene un rostro amable, sereno y alegre y es lo que da fuerzas a todos los peregrinos. Un poco después es la hora de volver a Madrid en los autobuses, todos los testimonios que se oyen coinciden en dos aspectos: el peregrinar a Javier les ha cambiado en cierto modo y les ha merecido la pena dándoles fuerzas para seguir.