Una tradición vigente

-Más los años avancen seguiré manteniendo vigente lo que mis padres me han enseñado a través de los años que es el festejar el día de los muertos dándole una nueva bienvenida a la vida - Marcial Meza.

En un amanecer lleno de flores, en el campo alrededor de una colina, se aprecia un pequeño pueblo llamado Colcabamba, ubicado en la provincia de Tayacaja. El pueblo se alista, con su mejor traje de gala, los mejores músicos de Huancavelica y la degustación de sus platos bandera.

Mientras, los llantos invaden a multitudes de personas que se dirigen a la puna más alta, llevando consigo, flores, comida, bebidas alcohólicas y música. Entre ellos viudas, hijos, padres, tíos, hermanos y otros personajes, que festejan el día de todos los muertos en el trayecto hacia al cementerio.

El patriarca de la familia Meza nos da la bienvenida con su mejor traje y con su ceremonia al entrar al santuario donde veneran a los muertos. Llevando consigo una banda de mayordomo cruzado en su pecho. En la mano derecha sujeta la de su dulce esposa que sonríe mientras los invitados van llegando. Es así, que empieza las festividades en este pequeño pueblo. Más transcurre el tiempo, los llantos de lamento de los personajes se forjan en felicidad.

En la parte más alta, donde yacen las calaveras hechas polvo por los años, se encuentra una cruz enorme donde todos los personajes se acercan a dejar flores con la creencia que sus demás muertos en otros lugares están siendo recordados.

Se escuchan unas campanadas en la iglesia del pueblo, la gente va yendo hacia la misa después de dejar flores a sus seres queridos. Entre todos los personajes se abrazan derrochando el amor al prójimo. Culmina la ceremonia en la plaza de armas hay pirotécnicos, puestos de comida, ambulantes, entre otros negocios.

Se observa unas polleras coloridas en las mujeres en plena plaza que abren un desfile con un baile tradicional de la localidad. Luego, comienzan a desplazarse hacia el cementerio con velas, bandas de músicas, cantantes, chamanes, entre otros.

Un personaje, va sujetando una caja de vidrio que posee los cráneos de los mayordomos pasados. De una manera, se va creyendo que ellos siguen con nosotros mientras que las mujeres los acompañan con un canto de letras quechua. Y las bandas van tocando dándole ritmo mientras, que otro personaje va pasando una bebida de alcohol llamado urpito a cada personaje.

Llega la noche y se sigue viendo como zapatean el huayno con distintos temas. La gente está embriagada por el alcohol, el frío, y la pérdida de un ser amado.