El día 1 de octubre de 2017, en un colegio electoral de Girona, en la cola de una de las mesas electorales, se encontraban unos padres que iban a votar acompañados de sus hijos, un niño de 9 años y su hermana más pequeña.
Después de que su madre introdujese el sobre electoral en la urna, el niño, llamado Joan, llamó la atención diciendo que él también quería votar, y sus padres le explicaron que no podía ya que todavía no era mayor de edad.
El niño empezó a rechistar y llorar hasta no parar. El padre del pequeño habló con los responsables de la mesa electoral y acordaron de darle al niño un sobre sin nada dentro y que lo diera a los responsables para que así se pensara que votaba de verdad.
El pequeño Joan, al ver que “votaba”, dejó de llorar enseguida y se puso muy contento. A veces es fácil contentar a una criatura.
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