La Ciudad de México lleva tres semanas con una mala calidad del aire.
Por: Claudia Altamirano
Elegido por: Lorena Salas
La calidad del aire en la Ciudad de México se ubica en un punto crítico desde hace tres semanas. El Gobierno ha tomado medidas restrictivas a la circulación vehicular y a las industrias, lo que ha generado gran resistencia entre la población, que argumenta problemas de movilidad y productividad. En medio de esta polémica, los casos de enfermedades respiratorias asociadas a la polución han crecido entre 8 y 10% en la última quincena, según el secretario de Salud local. Este incremento incluye a toda la población capitalina, pero algunos grupos son más vulnerables a la contaminación.
El aire contaminado aumenta el riesgo de padecer enfermedades respiratorias agudas (como neumonía) y crónicas, como cáncer de pulmón y enfermedades cardiovasculares, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Si bien la contaminación afecta a todas las personas, el organismo advierte que los efectos más grandes producen en las personas que ya están enfermas, así como en los grupos más vulnerables: niños, adultos mayores y familias con un acceso limitado a la asistencia médica.
El mayor riesgo es para las personas que ya tienen un padecimiento cardíaco o respiratorio, cuya condición puede agravarse. “Existe el riesgo de que la población del Valle de México desarrolle asma o se exacerben los cuadros asmáticos de quienes padecen esta enfermedad”, ha advertido Patricia Segura, jefa de Investigación en Hiperreactividad Bronquial del INER. La concentración de ozono –principal causa de la actual crisis ambiental en la capital mexicana- “agrava el asma y afecta directamente al hígado también”, agregó el alcalde.
Aunque no padezcan alguna enfermedad, los niños, los adultos mayores y las embarazadas son también un grupo vulnerable: en el caso de los bebés, la afectación se puede manifestar en la disminución del desarrollo de su sistema respiratorio.
Otro de los riesgos, agregó Miguel Mancera, es la concentración de bióxido de nitrógeno en el aire, que puede ocasionar edema pulmonar “y puede llegar incluso hasta la muerte”, dijo.
Por ello, la OMS recomienda que los Gobiernos de las ciudades con altos niveles de contaminación ubiquen cuáles son las fuentes principales y pongan en práctica políticas que mejoren la calidad del aire, “como son el fomento del uso del transporte público, ir a pie y andar en bicicleta, en vez de depender del automóvil privado; la promoción de centrales eléctricas que en lugar del carbón utilicen combustibles limpios y renovables, y las mejoras en la eficiencia energética de los edificios y las industrias”, señala en un reporte del Departamento de Salud Pública y Medio Ambiente.
Además, subraya la Organización, la población debe tomar conciencia de las acciones que puede tomar para contribuir a mejorar la calidad del aire en su ciudad, como mejorar las estufas de cocinar y usar el transporte público en lugar del automóvil.
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