El liderazgo en pre jóvenes
El ser humano es un cofre de cualidades y en la educación son realmente necesarias para desempeñar y relacionarnos con los demás de manera armónica. De acuerdo con lo anterior, como docentes deseamos ver reflejado en nuestros alumnos, como una de las tantas virtudes, el liderazgo, es decir, que todos sean capaces de conocer a sus compañeros y cuando sea necesario guiarlos u orientarlos, siempre con el objetivo de desarrollar en ellos ciertas habilidades que no han despertado, no como una forma de manipularlos. De esta forma nos aseguramos que se cumpla el doble propósito moral de la vida, enseñar y aprender durante el proceso de enseñanza.
Una de las cualidades del ser humano es la de servir, la cual requiere de una serie de virtudes como el respeto, el amor, la paciencia, pero sobre todo, el liderazgo, y no hablo del liderazgo al que estamos acostumbrados a escuchar donde una persona le dice qué hacer a la demás, no, hablo de un liderazgo donde la cabeza del equipo conoce perfectamente las habilidades de sus compañeros para después integrarlos a actividades en las que desempeñen dichas capacidades y sea posible desarrollar otras más
También, hago referencia a esa clase de liderazgo en donde la persona encargada guía con amor y paciencia a los miembros del grupo para obtener los resultados esperados, genera un ambiente de confianza en el que todos se sienten valorados y existe esa libertad para expresar sus opiniones o puntos de vista, debido a que sienten que en realidad son escuchados.
En este orden de ideas, el día de ayer tuve la dicha de vivir el segundo tipo de liderazgo mencionado, en una escuela secundaria en el turno matutino. Durante la clase de matemáticas, de primer grado, se encontraban organizados en equipos de cuatro participantes, en el transcurso de la materia, hubo un grupo que llamó mi atención, ya que una de las estudiantes tenía la atención de sus tres compañeros, parecía una experta, por lo que dirigí mi interés a él. Paula, la alumna guía, preguntaba a sus pares cómo resolver tal o cual ejercicio, qué procedimiento hacer y pedía su verificación. Debo destacar que esa clase de comportamiento y tal magnitud de sentido de responsabilidad es muy poco observable en discentes de esa edad, acontecimiento que, desde lo personal, considero de suma relevancia dar a conocer, es necesario que estas actitudes se multipliquen en los educandos.
De la misma manera, el trabajo en equipo permite en gran medida que cada integrante copie o imite ciertas actitudes o comportamientos que con gran esperanza deseamos que generen, ya que por lo general, hoy día, los alumnos han adquirido patrones de conducta negativos y lo único que provocan son más de la misma naturaleza. Por lo antes expuesto, es de capital importancia, como profesores, identificar a aquellos estudiantes que han adquirido la paciencia y responsabilidad para explotar sus capacidades e influyan en el resto del alumnado.
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