EL OTRO

La novela leída transcurre en un tiempo presente, real y actual, en la ciudad de Buenos Aires. Por otra parte, los hechos se desarrollan en un espacio de carácter rural/urbano. La misma se titula “Los ojos del perro siberiano” escrita por Antonio Santa Ana. Está compuesta por: Un personaje principal (se desconoce su nombre), Ezequiel (hermano mayor del protagonista), los padres de ambos, Mariano (mejor amigo del protagonista) y Sacha (mascota de Ezequiel). Cabe agregar, que la historia trata sobre la manera en la que vive el protagonista la enfermedad de SIDA, de su hermano mayor, desde el contagio hasta su muerte.

            Podemos decir, que se refleja la discriminación hacia los enfermos de SIDA por desconocer las causas de contagio.

            En primer lugar, podemos argumentar que se ve reflejado un elemento de la novela (el valor ético), en el momento en que el narrador-protagonista, tras encontrar la dirección de Ezequiel, a pesar de los límites puestos por sus padres, tuvo el coraje de dirigirse hacia aquel lugar y encontrarse con él. Luego de una larga charla, decide preguntarle por qué decidió abandonar su hogar, y además, la razón de la relación distante entre él y sus padres. A lo que éste responde que tiene SIDA. Su hermano quedo atónito, y decide irse, al no entender la enfermedad.

             En segundo lugar, opinamos que existe un lenguaje vulgar, cuando el protagonista mantiene una conversación por teléfono con Mariano explicándole la situación por la que atravesaba su familia con respecto a la relación con Ezequiel, a lo que reacciona riéndose por la forma en que imitaba a su padre hasta terminar diciendo: “me parece que tu hermano la cagó otra vez”.

            Finalmente, destacamos otro elemento (caracterización de Sacha): Perra que adopta Ezequiel, ya que es la última y más débil de las crías, a la cual quieren matar por no ser Siberiano puro. Ala misma, le tiene un cariño único ya que no tiene una mirada diferente sobre él, como las demás personas debido a su enfermedad.

            Para concluir, admiramos que Ezequiel, pese a la enfermedad que posee, vive su vida con alegría y entusiasmo. Además, pensamos que se lo debe aceptar tal cual es, por el hecho de que sigue siendo una persona como todos y merece el mismo respeto, trato y cariño que los demás.