La tragedia en Guatavita

Este día fue demasiado traumático, escuchaba cómo la gente gritaba y pedían una ambulancia, pero como este es un pueblo muy pequeño lamentablemente solo había un hospital el cual quedaba al extremo de donde me encontraba, después de un momento me levanté asustada y sin ningún dolor. De repente, en las piedras que caí comencé a ver mucha sangre y la reacción que tuve en ese momento fue comenzar a llorar porque no sabía que me había pasado, además todos estaban muy asustados por lo que no me querían decir que había sucedido.

Rápidamente mi papá me subió al carro y manejó con rapidez debido a que  estaba botando demasiada sangre, por ello no me podían dejar dormir y a cada segundo mi mamá me estaba hablando , pasó un largo rato y por fin pudimos  llegar al hospital para que me hicieran limpieza y decidir qué procedimiento se debía realizar, pero mis padres comenzaron a observar como el piso estaba lleno de sangre que no era mía, también los implementos que iban a ser utilizados daban asco y de la misma manera vieron que la bata de la doctora estaba demasiado sucia, mi papá le dijo a la doctora que no iba a dejar que me hiciera ninguna curación porque todo estaba antihigiénico a lo que la doctora le respondió : “Usted se lleva a su hija bajo su responsabilidad”.

Mi papá hizo caso omiso y salió inmediatamente del lugar directo a la Clínica Puente del Común, ya eran muchas horas y poco a poco comenzaba a sentir mucho frío y dolor. Sentí que el carro volaba ya que era tanta la velocidad en la que iba mi padre para salvar mi vida. Al llegar a la Clínica todos los pacientes y doctores muy asustados de ver cómo botaba sangre me atendieron inmediatamente, y le dije al doctor que si me dejaba ver mi herida ya que mis padres no me habían dejado verla por el temor a que me desmayara, el doctor muy atento me mostró mi herida y me dijo : “ Aquí te podemos meter hasta un lápiz” y siguió hablando cuando de repente sentí un pinchazo en mi herida que era la anestesia que tenían que colocarme para que no sintiera cuando me cogieran los puntos, pero primero ellos comenzaron a limpiar la herida  porque me sentía muy rara.

 Mientras tanto, el  doctor me dijo tranquilízate que nada va a pasar y con estas palabras que me dijo me tranquilicé y dejé que me hicieran el TAC de mi cabeza para que procediera con la cogida de los puntos. Después de un largo tiempo en observación me dieron salida y directamente me fui para mi casa, esa noche fue terrible para mí y para mis padres ya que  lloraba mucho porque se me había despertado el dolor en la herida , poco a poco el dolor se fue disminuyendo y debía cuidarme mucho para que tuviera una buena curación. Al pasar 8 días fui nuevamente a la clínica a que me retiraran los puntos, pero al llegar a mi casa vi la cicatriz que me había quedado y fue un duro para mí.  

Considero que esta anécdota jamás la voy a olvidar porque dejó una gran cicatriz en mi mente y en mi rostro que año a año he intentado desvanecer, pero aún sigue presente y además cada vez que veo un caballo recuerdo todo lo que pasó ese día y me da susto volver a subirme en uno, sé que con el tiempo voy a poder perder el miedo.