“EL FEMINICIDIO ES UNA FORMA DE MANTENER EL ORDEN HETEROSOCIAL”

Hace un par de días vimos con espanto -como lo hemos hecho incontables veces- la partida de una compañera trans en las manos de la satrapía transfóbica de un violento. Adri Adely Jurado falleció luego luego de que Yamil Careaga Blanco le propiciara puñaladas en el pecho con un cuchillo de 24 centímetros, el hecho ocurrió en un prostíbulo de la ciudad de El Alto.

¿De dónde sacaremos fuerzas para seguir adelante compañerxs? Si esta ola de sangre quiere arrasarlo todo, parece no tener freno y se erige fuerte y envilecida con la negación de ciertos grupos, sectas y muchedumbres de la ignorancia que se resisten a combatir y hablar sobre violencia en los espacios de disciplinamiento sexual, las escuelas, la familia y el hogar. Hacen marchas en contra de la diversidad, supuestamente en defensa de la familia "natural", nada más fascista que defender verdades únicas, nada más fascista que defender el matrimonio heterosexual, el resabio más violento de la colonia.

¿Qué hacemos con toda la indignación que arde en el alma, y que carcome nuestras esperanzas mientras el odio fascista se lleva a una, dos, tres y muchas más? Para qué me pregunto estas cosas si todo parece insuficiente. No es descabellado, pero sí muy triste, decir que la mariconada debe nacer con la vocación de atajar y esquivar los cuchillazos que la violencia machista va arremetiendo en su largo camino.

Los violentos, transfeminicidas, puercos del infierno, salen a la calle, perfumados y contentos, con la intención de matar, asesinan a sangre fría, y reconocer que tienen sangre en el cuerpo ya es mucho. ¿Qué quieren? ¿Purificar este mundo y arrebatarle sus colores más revolucionarios, dejarlo desértico, habitado solamente por jaurías de violentos compitiendo por quién es el más macho, el más pistolero, el más matón?

¿Por qué reclamarle a la justicia?

Porque nos deben la vida de miles, por eso y punto. Aunque sabemos que ese terreno está sembrado de violentos, aunque sabemos que tardan añoa en dar sentencia porque la complicidad es el reflejo de potentes asesinos que ocupan los cargos no porque se lo merezcan sino por favores políticos, si lo que abunda en tribunales son maniáticos retrógradas, vaya usted a darse una vuelta a una audiencia, mueva culo un día por lo menos, entérese de lo que pasa con la justicia de su país.

No quiero reclamarle a los hombres que se sienten atacados por el feminismo, esos ya están perdidos, son una profunda decepción, no hay discusión en eso, no entienden, no quieren entender, reclaman y se quejan pero no se movilizan, ni se organizan, ni generan ideas. ¿De verdad piensan que aportan en algo con sus berrinches pobremente argumentados?

El feminismo va seguir siendo nuestra fuerza, creatividad y escudo de quienes seguimos postergados en nuestras libertades mínimas. Gracias al feminismo se ha introducido la categoría FEMINICIDIO en el aparato de la justicia, para recordarle al mundo que las mujeres, trans, travestis y prostitutas no son colchones donde se pueda probar el filo de un cuchillo, la fuerza de un puñete o la contundencia de una patada. Si no entendemos eso, seguiremos pudriéndonos en el mismo charco. La situación es insoportable, armar un escándalo y sacar todo lo que tenemos atorado en la garganta sería poco.

Una niña fue violada en Sucre y su agresor le cortó la lengua; en La Paz el siempre pésimo actor, dizque artista, cacho mendieta agredió a una niña de diez años, le metió sus dedos causándole lesiones genitales; en Cochabamba tienen de autoridad a un militar asesino (nada menos que Jefe de seguridad ciudadana); la ministra de comunicación es la defensora de los acosadores sexuales de su partido; el presidente es un homofóbico orgulloso, aunque los activistas LGBT simplonamente en su afán de tener algo qué celebrar aplaudan el mensaje hipócrita escrito en su Twitter; el alcalde de santa cruz no deja de ganar elecciones desde hace mil años, y es un viejo desquiciado, violento, racista, corrupto y acosador sexual. Esto no pasa sólo por aquí, hace unos días en California murió un niño después de ser torturado por su madre y padre, luego de confesarle que le gustaban los niños. ¡Horrible!

¿Qué nos dice este escenario? 

La violencia machista y el feminicidio son herramientas culturales, sociales y políticas para ejercer y disputar espacios de poder y privilegio. El feminicidio es una técnica de gobierno y una forma de mantener el orden heterosocial contra los cuerpos disidentes.

En la sociedad boliviana el único cuerpo que no es asesinado por su mera existencia es el cuerpo masculino, porque es el único que goza de soberanía para el régimen de la violencia, los cuerpos subalternos seguimos siendo el blanco para el odio, maltrato, exclusión y la muerte. Ni los medios de comunicación entienden esto, llenos de periodistas mediocres, sin voluntad de formarse, El Deber tratando a Adri en masculino, pedirles un poco de respeto es demasiado triste y bochornoso.

Exigir justicia y dignidad para Adri Jurado es lo mínimo que podemos hacer, hasta ahí llegamos, pero la rabia y la impotencia, se los juro por lo más sagrado, no tienen límite.

Foto:  Yamil Careaga, transfeminicida / Adri Ardely Jurado, mujer trans (+)