Hablar de jóvenes no es fácil y menos cuando uno mismo lo tiene que hacer. Es como autodefinirnos, pudiendo así, cometer el error de olvidarnos de nuestras cosas buenas o de las muchas malas. Pero nadie es perfecto. Agradezco a la edición de este periódico, por dar la oportunidad de poder generar reflexiones, debate y análisis para situarnos y replantear nuestras ideologías y modelo de país en el que queremos vivir y dejar a las futuras generaciones.
En la historia de Bolivia los jóvenes jugaron un rol protagónico en los procesos sociales y políticos. Solo remontándonos a la década de los 70 y 80, la participación política de los jóvenes se caracterizó por un fuerte compromiso con el cambio social, la resistencia a las dictaduras militares y la recuperación de la democracia. En el periodo neoliberal, según se profundizó la crisis del sistema político y de los partidos políticos la juventud se alejó de lo político y el protagonismo se transformó en apatía.Se podría considerar como una de las últimas acciones resaltantes de los jóvenes, en cuanto a luchas reivindicativas se trata, la acción tomada en aquel denominado "Febrero Negro" del 2003 en la ciudad de La Paz, cuando estudiantes del Colegio Ayacucho intentaron tomar palacio de Gobierno como una medida de protesta ante las imposiciones del entonces presidente Gonzalo Sánchez de Lozada ("Goni")
A lo largo de la historia existieron muchas personas mayores que no quisieron callar un segundo para escuchar la opinión de un joven, no obstante, existieron y existen muchos jóvenes que hicieron lo que fuera porque su opinión se escuche un segundo. Con la aprobación de la Nueva Constitución Política del Estado, el pueblo boliviano refundó Bolivia, refundación que se consolidó un 2 de febrero de 2009 con el 61,43% de la votación de las y los bolivianos. Por primera vez en la historia se reconocen derechos de todos los sectores sociales y en ellos el de las y los "jóvenes".
Años pasados a la juventud se la veía como población en situación de vulnerabilidad, también eran utilizados por partidos políticos tradicionales para "pintar paredes y pegar afiches en tiempos electorales". Tras decretarse un 5 de febrero de 2014 la Ley 342, "Ley de Juventudes" la situación del joven cambia rotundamente mirándolos ahora como actores potenciales de cambio en el ejercicio de derechos y deberes para el desarrollo del país y su inclusión en todos los ámbitos de nuestra sociedad. Uno de los logros alcanzados a partir de la participación y aportes sustantivos de la población boliviana y que beneficia en su totalidad a la población joven.
La Ley de la Juventud 342, que se aplica a las personas comprendidas entre los dieciséis y veintiocho años, establece los derechos políticos de los jóvenes como la participación individual y colectiva en todos los ámbitos de la vida política, social, económica y cultural del Estado; concurrir como elector y ser elegible en instancias de representación y deliberación en órganos públicos; participar activamente como elector o ser elegible en la vida orgánica de partidos políticos, agrupaciones ciudadanas y organizaciones sociales. Así mismo, el Estado fomentará la participación política de los jóvenes en las instancias de toma de decisión y representación. Igualmente, los partidos políticos, agrupaciones ciudadanas y pueblos indígena originario campesinos, garantizarán mecanismos para la participación política de los jóvenes, en todos los procesos eleccionarios. Así, la ley parece sentar bases de una participación de los jóvenes hombres y mujeres en la política formal y para formalizar su participación en la política.
No mucho tiempo después se conoció: "El parlamento más joven en la historia de Bolivia". En el año 2014 el 39,19% de los asambleístas tuvieron entre 19 y 40 años: el 35,44% entre 40 y 50 años, mientras que el 27,95% se encuentra entre los 50 y 65 años. La oposición tuvo a los políticos más veteranos.
Tras estos grandes avances los jóvenes tenemos la gran tarea de seguir formándonos, para así, el día de mañana tomar las riendas del país y subsanar las necesidades que aún tenemos cómo jóvenes en lo económico, social político y cultural. Sabemos que no será un trabajo fácil ya que vivimos en una sociedad donde los medios de comunicación en su mayoría no tienen programación especial para la información y formación política de la juventud. Buena parte de los medios consideran que los jóvenes sólo demandan shows, música, entretenimientos fáciles, diversión, sexo o concursos, y quizá los acostumbran a ello pues no se ve que de los jóvenes surja una cultura de demanda que los llevaría a exigir otro tipo de contenidos mediáticos no siempre relacionados con lo consumista o lo superfluo.
Es por eso que alentamos a los jóvenes del país a interiorizarnos en la historia de Bolivia, a adentrarnos en nuestra historia, porqué es una lectura de nosotros mismos, de nuestra historia, de nuestra raíz.
¡Debemos proteger a los más pobres, indignarnos ante la exclusión social, inconformarnos ante las injusticias, considerar una aberración la desigualdad, seguir caminando, seguir meditando, seguir dando saltos, seguir con la Revolución!
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