La tilde de José Martí (Por: Tony Ernesto Cartagena Cuba)

Estimado José Martí, ya “Nuestra América” es muy distinta por aquellos años de 1891, cuando escribiste tu ensayo que exponía la realidad del continente Americano; por ahora tus libros han transcurrido grandes distancias, superando barreras lingüísticas y expresivas, porque solo basta con leer un verso tuyo, un párrafo de ensayo u artículo, un cuento ilustrado, o el tararear de alguna canción de tus poemas, y el arte se defiende solo por su arte.

Por los 165 años de tu natalicio, te recuerdan en muchos lares; desde tu tierra Cuba, levantan una nueva estatua a tu merecido adjetivo de apóstol, y por otras partes no dejamos que tus letras se apolillen en coloquios intelectualmente inertes, pues ahora más que nunca, relucirán tus palabras cantadas, declamadas, parafraseadas, o como una natural exhalación del hombre ahogado de tanta infamia, tú más que hombre te convertiste en amigo, hermano y padre, del amor por tu misma tierra de sangre Americana.

Si en un sueño de repentino arrebato, te presentarías por un instante, quizá te preguntaría ¿Cómo lo hiciste?, ¿Que hizo que palabras conocidas, expuestas en orden preciso, desenlacen nuevos sentimientos? porque si así de fácil fuera, cualquiera igualaría la destreza de un poeta, de aquellos versos que se renuevan con cada lectura; y no estaría inoportuno afirmar y contestar, que no tenemos las respuestas suficientes para una pregunta tan eterna, que son pocos los seres humanos con el anonimato coartado y la suerte esparcida, pero tú, el autor de “La Edad de Oro”, llevas un nombre único; y admirado es el arte de tu obra por el lector cuando reconoce que lleva la tilde final de Martí, esa tilde en la “I” es una estela infinita de la estrella que es tu nombre.

No sería sensato adelantar más elogios a tus escritos, pues no solo fuiste una figura de hombre pensante; armaste tu brazo como la mente, y empuñada por última vez fue tu espada, en el combate de “Dos Ríos” por ese aciago año de 1895. Tu lucha fue dura, tu vida una cuesta empinada, pero no imaginaria otro forma más racional para encontrar la inspiración que más importa, esa que honorablemente cumpliste: “Con los pobres de mi tierra quiero yo mi suerte echar”.

Ahora solo cabe un infinito agradecimiento, esperando que este frugal artículo al menos pueda expresar lo que tantos corazones sienten al recordar que naciste el 28 de enero de 1853, y no olvidar leerte siempre José Martí...