Carla Rene Baldivieso Soruco
Todo proyecto educativo implica una visión de mundo y de construcción de sociedad. La educación del sistema económico y social capitalista por tanto, contiene en sí una propuesta pedagógica que permite producir personas para la reproducción de dicho sistema.
Ante ese modelo hegemónico educativo, se plantean también resistencias desde las y los subordinados por el sistema. Los procesos históricos de dichas resistencias, conllevaron logros importantes para la búsqueda y re - construcción de mejores sociedades, hitos históricos tales como la Escuela Ayllu de Warisata en Bolivia (1931), y la Reforma Universitaria de Córdova (1918). Ambas experiencias desde las y los sujetos de abajo, la primera como un instrumento de liberación del indio (“la escuela… era la casa de los desheredados, de los pobres, de los explotados, símbolo vivo por la justicia y la libertad… defendía y revitalizaba las viejas formas de la cultura precolombina…”1), y la segunda como un hito libertario estudiantil, al que hoy por hoy le debemos la educación gratuita, autónoma y laica (“desde hoy contamos para el país con una vergüenza menos y una libertad más. Los dolores que quedan son las libertades que faltan.”2)
La importancia de una educación alternativa y transformadora, radica justamente en la construcción de nuevas sociedades, desafío al que nos enfrentamos a una “educación bancaria”, que, como menciona Freire (1970) pretende “transformar la mentalidad de los oprimidos y no la situación que los oprime”, empleando para este fin la educación. Las universidades entonces, pueden consolidarse: o en lugares de reproducción al servicio del mercado, o en lugares de praxis y transformación social al servicio del pueblo.
La autonomía universitaria en este sentido, se convierte en una potencialidad y en una base fundamental para la construcción de sociedades alternas a partir de sujetos y sujetas de transformación. Sin embargo y lastimosamente, en el caso de la universidad pública boliviana, estas potencialidades actualmente se han contaminado de afanes de poder (y no de distribución del mismo), desvirtuando totalmente el sentido original de la autonomía universitaria, el de pensarse a sí misma como un instrumento de acercamiento de las universidades con el verdadero pueblo, con sus sentires y necesidades. En su lugar, la universidad transita entre la administración y burocracia institucional y las “ofertas prebendales” entre los estamentos que comparten el ejercicio del poder.
Los esfuerzos para mejorar la calidad académica universitaria (existentes sin duda pero insuficientes en el contexto general), tanto a partir de docentes como de estudiantes, no generan en este marco de disputa de poder institucional, resultados efectivos a pesar de las voluntades puestas en marcha, pues no se reflexiona sobre el horizonte académico – político, ni sobre el proyecto de transformación de la universidad ni en conformidad ni tampoco en disconformidad, con el proyecto político de país, y de sociedad (es). Proyecto político que va más allá de la definición de la visión y misión de la universidad, sino que parte de una reflexión efectiva de la universidad y de las acciones encaradas para retomar su sentido de ser para sí y no de ser para unos cuantos en el poder o para otros (as) externos (as) que la manipulen.
Es así que segmentos universitarios partícipes en las actuales manifestaciones políticas de nuestro país, llevan “las banderas” de la representatividad (cuestionada), pero no son capaces de generar verdaderos espacios de debate y de pensamiento crítico dentro de la misma universidad, sino que reproducen en una lógica de “educación bancaria”3 y por lo tanto colonial y patriarcal, los mismos idearios construidos desde fuera, sin generar por tanto, ni propuestas, ni pensamientos alternos, que permitan devolverle a la autonomía universitaria su verdadero sentido, ni tampoco generar una verdadera educación al servicio del pueblo.
Cabe mencionar entonces algunas preguntas a modo de reflexión en cuanto a la propuesta pedagógica, que sin duda es inherentemente política, situándonos en la Universidad Autónoma Juan Misael Saracho, para acercar esta problemática nacional a nuestras realidades locales:
¿Qué proyecto educativo – político guía las acciones de la UAJMS?, ¿Qué mecanismos tiene la UAJMS que permiten el diálogo universidad – sociedad* para reflexionarse, retroalimentarse y revitalizar sus luchas, que permitan generar una ecología de saberes4?, ¿La UAJMS reflexiona sobre su autonomía, su relación con la institucionalidad externa y su papel en las transformaciones en el país?
¿Qué propuesta efectiva tiene la UAJMS ante la actual situación política, económica y social del país?
Estas entre muchas otras preguntas aún sin respuesta son esenciales para re pensarse, pues no basta tomar banderas de lucha sin generar reflexiones colectivas previas, aún más considerando una situación de “crisis” educativa que es la misma que la “crisis” educativa mundial: una educación al servicio del mercado que no responde al pueblo. Y en el caso de las universidades autónomas de nuestro país, instituciones en las que se destacan dirigentes en búsqueda de protagonismo político, de espaldas a las necesidades sociales y a la mejora “académica” que retroalimente y permita re - construir colectividades más justas y por tanto, nuevos mundos posibles.
Salazar Carlos, Prólogo a la Primera Edición, “La Escuela Ayllu”
2 Manifiesto Liminar de la Reforma Universitaria, 1918
3 “Tal es la concepción bancaria de la educación, en que el único margen de acción que se ofrece a los educandos es el de recibir los depósitos, guardarlos y, archivarlos.” “En la visión bancaria de la educación, el “saber”, es una donación de aquellos que se juegan sabios a los que se juzgan ignorantes…” (Paulo Freire, La Pedagogía del Oprimido, 1968)
4 “una forma de extensión en sentido contrario, desde afuera de la universidad hacia adentro de la universidad. Consiste en la promoción de diálogos entre el saber científico y humanístico que la universidad produce y los saberes, legos, populares, tradicionales, urbanos, campesinos, provincianos, de culturas no occidentales… que circulan en la sociedad” (Boaventura de Sousa, 2007)
*sociedades
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