610 arrestados, mas de 4000 heridos y decenas de muertos, son las crudas cifras del padecimiento del pueblo de Palestina en lo mas reciente del conflicto palestino – israelí tras la decisión de Donald Trump y seguido por el presidente Jimmy Morales de Guatemala de reconocer a Jerusalén como capital de Israel mediante el traslado de sus respectivas embajadas a dicha ciudad, medida que les provoco el rechazo e indignación mundial, un rechazo contundente de 128 países en Naciones Unidas contra dicha medida. La significancia ancestral y simbólica que tiene Jerusalén para el judaísmo y el islam rebasan lo justificable de este conflicto que tiene otras agendas más importantes de por medio, la primera será reconocer de facto la política colonizadora y genocida del régimen de Israel con respecto a Palestina por parte de EE.UU., el control militar, la precarización de la vida de los palestinos (según la ONU Gaza será inhabitable el 2020), la destrucción de sus fuentes de subsistencia, además de la aniquilación material de hospitales, escuelas, la obstaculización de la llegada de ayuda humanitaria a Gaza y otras zonas por mas de 10 años y el apartheid que realiza Israel construyendo un muro que aísla los territorios ocupados ilegalmente por su régimen de palestina son muestras claras de las políticas colonizadoras y genocidas del régimen sionista, donde parece no haber llegado nunca los Derechos Humanos y donde el hombre blanco occidental parece no tener su habitual “carga” moral y civilizadora que usualmente tiene con tercer mundo.
Otra cuestión importante es el sistemático despojo de los territorios ancestrales a los palestinos, donde el capital actúa para hacerse de las mejores tierras palestinas, de sus antiquísimos campos de olivos, de sus reservas de agua y demás recursos naturales de sus territorios mediante el uso sistemático de la fuerza por parte del estado, para así integrar estas zonas al comercio mundial de mercancías, generando miles de desplazados aumento tan terrible situación de desigualdad y pobreza subiendo la cifras de desempleo por ejemplo en los territorios ocupados del 12 porciento en 1996 a 27 porciento en 2016, además de los más de 10.200 asesinatos ilegítimos a palestinos desde 1987 por el despojo de sus tierras, mostrando la crudeza como actúa el capital.
De igual manera es importante conocer la necesidad que tiene el imperialismo estadounidense de recomponer su situación de potencia hegemónica mundial, tras estarla perdiendo con los G – 20, que desplazan rápidamente a Estados Unidos como la principal potencia económica y como la voz de mando de la política internacional, para esta recomposición históricamente el imperialismo requirió de la guerra, hoy el complejo militar industrial estadounidense e israelí verdaderos gobernantes junto al lobby de Nueva York, intentan buscar el ambiente propicio para conseguir su mayor ganancia por medio del conflicto armado como ocurre en Irak, Afganistán y Siria a costa de la vida de miles y Jerusalén es solo una prueba para seguir subiendo el termómetro en el volátil Medio Oriente.
A toda esta situación de violencia es importante aclarar que Jerusalén históricamente siempre estuvo en el territorio correspondiente a Palestina desde su fundación en 1948, que después ocupo por la fuerza Israel durante la guerra de los 6 días en el año 1967, declarando ilegalmente a Jerusalén como su capital, pese a todo el rechazo mundial Histórico para este reconocimiento y la presión internacional para solucionar el conflicto palestino, Trump es aclamado hoy por hacer lo que ningún presidente se atrevió a hacer, pero mientras el mundo se indigna y protesta al respecto en horas pasadas el régimen sionista discute un polémico proyecto para crear un tren subterráneo de alta velocidad que pasaría por Jerusalén y varias zonas delicadas por el actual conflicto, dándole las gracias a Trump miembros del parlamento discuten colocar el nombre de “Donald Trump” a una de las paradas de dicho proyecto, mientras la violencia sigue apoderándose del conflicto y Hamas ya anuncio la tercera intifada (levantamiento, revuelta).
Algo es seguro, la opresión y violencia sistemática contra el pueblo palestino continuara, el colonialismo, el imperialismo, el complejo militar y el lobby siguen trabajando incansablemente para despojar y generar redes de capitales que se desplazan por todo el mundo, circulan sin importar su procedencia y con la mayor impunidad, hoy nuestros pueblos deben mostrar su mayor solidaridad con Palestina pues como plantea Gioconda Belli “la solidaridad es la ternura de los pueblos” Nuestro desafío es avanzar hacia la ciudadanía universal que nos permita a todos ser parte del mundo en igualdad de condiciones y poder empezar a romper las lógicas deshumanizantes frente a la vida misma donde se da prioridad absoluta a la ganancia y se olvida al hombre, ciudadanía universal significa igualdad real de derechos y el paso mas importante para la unidad de los pueblos del mundo y su articulación mundial. Quizás por eso es repudiada por los poderosos del mundo, es así que debemos afirmar que ¡¡ a los muros del capital, pongamos ciudadanía universal!!
#PalestinaLibre
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