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Chengdu J-10: Un caza chino con tecnología israelí

¿Cómo el Lavi israelí se convirtió en el J-10 chino?

Luis Alberto Sandoval | 15 abr 2019


 

      El caza polivalente Chengdu J-10, conocido en Occidente como «Vigorous Dragon» (Dragón Vigoroso), es parte del gran esfuerzo militar chino para modernizar su flota aérea de combate y poder hacer frente a los aviones de combate estadounidenses de última generación.

 

      El J-10 se trata del primer caza de cuarta generación de fabricación china, con el que el país oriental pretende competir frente a los cazas rusos y estadounidenses.

 

      Aunque el J-10 recuerda al Lockheed Martin F-16 Fighting Falcon estadounidense, en realidad, procede del proyecto israelí IAI Lavi desarrollado por Israel Aerospace Industries (IAI) durante la década de 1980. Físicamente parece un clon del modelo israelí, pero, en realidad, tiene algunas diferencias. El J-10 es más largo y pesado, además de tener las alas en delta lisas, mientras que las alas del Lavi terminan formando una flecha en sus extremos. Como los fabricantes chinos no podían disponer de materiales más livianos, tuvieron que alargar el fuselaje para que pudiera caber el motor turbofan ruso AL-31F, dándole al avión un peso total de 11,75 toneladas.

 

      Existen sospechas de que el J-10, en su fase experimental, contó con los motores estadounidenses con los que los israelíes desarrollaron el Lavi.

 

      El Lavi no es el primer proyecto aeronáutico militar israelí. Tras el embargo francés de 1967, el estado de Israel empezó a manufacturar algunos modelos de fabricación propia, siendo el Nesher y el Kfir los primeros cazas de fabricación propia israelí; ambos modelos, fueron elaborados a partir del Dassault Mirage V francés. Un tipo de avión que nació gracias a un encargo israelí en la década de 1960, pero que nunca llegó a manos israelíes debido al embargo francés. Aún así, agentes del Mossad lograron hacerse con los planos del avión, con los que la IAI pudo desarrollar los dos primeros aviones de fabricación israelí.

 

      Sin embargo, el Nesher y el Kfir pronto quedaron superados, y aunque la Fuerza Aérea Israelí (IAF, siglas en inglés) recibió entre las décadas de 1970 y 1980 varios modelos estadounidenses del caza-bombardero  McDonnell Douglas F-4 Phantom II​ y del caza F-15 Eagle (del mismo fabricante del F-4 Phantom II), la IAF necesitaba reemplazar sus aviones monomotores Douglas A-4 Skyhawk, Nesher y Kfir por un modelo que fuera barato de producir y de mantener, con una aviónica puntera. Así es cómo nació el proyecto Lavi.

 

      El 17 de agosto de 1978, había entrado en servicio el caza polivalente de fabricación estadounidense Lockheed Martin F-16 Fighting Falcon; un avión que la IAF adquirió en 1980 y del que sacó un gran rendimiento e incluso modernizó.

 

      El prototipo IAI Lavi B-2 hizo su primer vuelo el 31 de diciembre de 1986 y no dio todo el resultado deseado. Tanto los críticos militares israelíes como los estadounidenses, llegaron a la conclusión de que el estado hebreo estaba invirtiendo 2.000 millones de dólares para volver a crear «un avión que ya existe»: el F-16. Por esta razón, la IAI abandonó el Lavi.

 

      La cancelación del Lavi también se debió a motivos políticos y económicos. Mientras que el F-16 es un caza polivalente mucho más veloz y estable que el Lavi, el proyecto israelí estaba más centrado en el ataque a objetivos terrestres y, además, tenía más radio de acción que el F-16; sin embargo, el principal proveedor de los componentes para el desarrollo del Lavi era Estados Unidos, al cual, no le interesaba que Israel desarrollara un competidor del F-16. Por esta razón, con la condición de que Israel no exportara el Lavi si hubiera terminado de desarrollarlo, Estados Unidos continuó vendiéndole a la IAI los componentes necesarios para que se realizara el Lavi. Tras las conclusiones del vuelo del prototipo israelí, en 1987, se decidió abandonar el proyecto tanto por los resultados insatisfactorios, como por la suculenta oferta de comprar 90 F-16 a mitad de precio.

 

      Pero, ¿cómo acabó el Lavi en China?

 

      Durante la década de 1980, las potencias occidentales exportaban a China tecnología militar, Israel fue una de ellas. Unas relaciones que Occidente paró en seco tras la masacre de la plaza de Tiananmén del 4 de junio de 1989.

 

      A lo largo de la década de 1990, Estados Unidos hizo varias acusaciones de que Israel estaba exportando tecnología militar a China; entre esa tecnología estaba el proyecto Lavi. China e Israel habían comenzado a trabajar conjuntamente en el desarrollo del J-10 en 1988 de forma secreta. El ingeniero Song Wecong de la Chengdu Aircraft Corporation fue la principal persona designada para llevar a cabo el J-10, y para poder desarrollarlo y completarlo, mantuvo contacto con la IAI a lo largo del proceso.

 

      En 1992, Israel y China reabrieron relaciones diplomáticas, comerciales y, sobre todo, cooperaron en la construcción del J-10. Técnicos del país hebreo viajaron a las factoría de la Chengdu Aircraft Corporation para poder proporcionar los esquemas estructurales y aerodinámicos.

 

      El Congreso de los Estados Unidos, alarmado por la posibilidad de que el ejército chino se modernizara gracias a la tecnología israelí, aprobó la prohibición de exportación a Israel del caza furtivo Lockheed Martin F-22 Raptor, que, por aquellas fechas fue un proyecto que se retrasó debido a los recortes de gastos de defensa que forzaron el cierre de su producción.

 

      La administración estadounidense, además, logró prohibirle a Israel la exportación de su sistema radar de alerta temprana EL/M-2075 Phalcon.

 

      Ante ambas prohibiciones, con un cierto receso en las relaciones comerciales de Israel con Estados Unidos, el desarrollo del J-10 se vio afectado y estuvo a punto de quedar detenido.

 

      Tanto China como Israel negaron su colaboración en la creación del J-10, y aunque se creía que Israel había detenido su participación, en 2008 se descubrió que la conexión entre ambos países continuó de forma clandestina cuando varios ingenieros rusos visitaron la factoría de la Chengdu Aircraft Corporation.

 

      Debido a las prohibiciones impuestas a Israel por parte de los estadounidenses, China no podía ser provista del motor compacto Pratt & Whitney PW1120 de fabricación estadounidense, más los componentes más ligeros con los que Israel pudo desarrollar el Lavi, así que Song se vio obligado a agrandar el tamaño del J-10 para que pudiera caber un motor más grande. De esta forma, el J-10, se convirtió en un aparente clon del Lavi, pero con prestaciones y fabricación completamente diferentes.


15 de Abril de 2019, lunes.
Año I. Día 58.  Artículo 130.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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