Foto: Boeing
En Hispanoamérica la guerra contra el narcotráfico ha evolucionado hacia una lucha tecnológica entre las autoridades y las organizaciones criminales, resultando como principal protagonista el dron, que ha demostrado tener diferentes funciones que favorecen tanto a las fuerzas armadas y cuerpos de seguridad como a los cárteles.
Incluso tribus indígenas de la Amazonia, frecuentemente atacadas por el narcotráfico, se han visto en la necesidad de hacer uso de los drones de vigilancia. En la Amazonia los indígenas no solo sufren ataques por parte de los cárteles, sino que también tienen que ver, con impotencia, la tala indiscriminada de árboles en su territorio.
Cabe destacar a la tribu tikuna asentada en la comunidad del Buen Suceso del Callarú, en el departamento peruano de Loreto, cerca del triángulo fronterizo que separa a Perú de Colombia y Brasil; una de las áreas por donde pasa una de las rutas más usadas por los narcotraficantes y que, además, se produce la explotación madedera ilegal.
Pese a las denuncias de los tikuna, su conocimiento del terreno y su capacidad de localizar a los narcotraficantes; las autoridades peruanas no les prestaron el apoyo necesario. Tuvo que ser la ONG estadounidense Rainforest Foundation Fund quien diera apoyo a la tribu local, dándoles drones pequeños con una cámara para que pudieran grabar las actividades ilegales y denunciarlas con más pruebas. Con los tikuna vigilando su territorio mediante drones, las autoridades peruanas han comenzado a actuar por la región.
Los narcotraficantes también han sabido darle rendimiento a los drones. Así lo explicó asesor senior del programa de seguridad internacional del Centro de Estudios Estratégicos Internacionales (CSIS, siglas en inglés), Mark Cancian:
“La tecnología dron se ha convertido en accesible para muchos grupos no gubernamentales, incluyendo grupos criminales.”
Colombia es el principal escenario en el que se está llevando la disputa tecnológica dron entre las autoridades y las bandas criminales. Mientras que las fuerzas armadas y los servicios de seguridad colombianos cuentan con el equipo que le vendió el Ejército estadounidense, mientras que los cárteles usan aparatos menos sofisticados pero a los que les sacan mucho rendimiento, tal y como indicó Cancian:
“No son los drones sofisticados que usa Estados Unidos con armamento de largo alcance. Son drones disponibles comercialmente que han sido adaptados a otros propósitos. Cualquiera puede ir a una tienda a comprar uno. Son mucho más limitados que los drones militares, pero pueden ser útiles para llevar cargas ligeras, que pueden ser mensajes, drogas o teléfonos móviles. Esas cargas pequeñas pueden ser también armas como una granada o pequeños explosivos para atacar objetivos muy específicos.”
Además, en Colombia se suma otra facción que usa los drones contra las fuerzas estatales. La guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y las disidencias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) incluso usan los drones para reconocer el terreno y localizar a las tropas desplegadas del Ejército colombiano, un uso de los drones que también hacen los cárteles mexicanos en enfrentamientos contra las autoridades mexicanas.
Los cárteles usan los drones como transporte de droga. La mayoría de los modelos que usan los narcotraficantes pueden transportar una carga de hasta 5 kilogramos, aunque hay modelos más grandes con una capacidad de carga superior. Va siendo cada vez más frecuente que las autoridades encuentren drones o repuestos para estos en las redadas a los escondites que almacenan droga.
Sin embargo, el uso de los drones para realizar atentados con explosivos es una amenaza que empieza a preocupar a las autoridades. Aunque el primero en hacer éste uso de los drones fue la organización terrorista islámica ISIS en Irak y en Siria, esta técnica ha cogido por sorpresa a las autoridades hispanoamericanas.
Para hacer frente a las nuevas amenazas que puedan suponer los drones y para obstaculizar lo máximo posible las actividades criminales que las guerrillas y los cárteles hagan con ellos, las autoridades han empezado a desarrollar nuevas técnicas e incluso a invertir en armas anti-drones; como interferidores de señal para interrumpir el control a remoto o, directamente, armas con las que derribarlos.
2 de Enero de 2020, jueves.
Año I. Mes 10º. Día 316. Artículo 323.
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