El lunes 28 de octubre de 2019, la presidenta de la Comisión de lo Jurídico de la Cámara de Representantes de Puerto Rico, María Milagros “Tata” Charbonier, anunció que hizo un viaje al estado de Texas para visitar la prisión de Darrington Unit, un centro penitenciario para hombres localizado en el condado de Brazoria.
Charbonier se reunió con los directivos y funcionarios de la prisión, además de realizar una visita ocular a las instalaciones para poder recopilar información con la que mejorar el estado, la seguridad y la efectividad de los centros penitenciarios puertorriqueños.
La presidenta de la Comisión de lo Jurídico presentó por escrito su informe sobre la visita a Darrington Unit.
“Nosotros en la Comisión de lo Jurídico hemos realizado varias vistas oculares en varias instituciones carcelarias en Puerto Rico y hemos visto con nuestros propios ojos las precarias condiciones en las que trabajan los oficiales correccionales y en las que viven los confinados. Pienso que ya es hora de que Puerto Rico sea ejemplo de un sistema carcelario de primer orden, que le garantice los derechos a los trabajadores y confinados, y no uno que se compare con sistemas carcelarios de países donde no existe el respeto a la vida.”
Charbonier quedó sorprendida al ver que una instalación construida en 1917, como Darrington Unit, tiene unas condiciones muy superiores a los centros penitenciarios puertorriqueños más modernos, que fueron construidos entre las décadas de 1960 y 1970.
Además, en el informe se pone de manifiesto que urge modernizar los sistemas de seguridad en los penales puertorriqueños; pese a que la prisión texana tenga unas instalaciones mucho más antiguas, cuenta con una tecnología muy superior con las que los funcionarios pueden llevar a cabo su trabajo con mucha más facilidad. La tecnología empleada en Darrington Unit es similar a la que se usa para la vigilancia de los aeropuertos, se hacen registros tanto a los presos y visitantes como a los trabajadores de la penitenciaria; y cada cierto tiempo se realizan inspecciones con unidades caninas para evitar el trasiego de drogas y otros materiales ilegales dentro de las instalaciones.
La cárcel estadounidense tiene un sistema por el que se ofrece a los presos escoger el trabajo que tiene que desempeñar dentro de la cárcel durante el cumplimiento de su pena. Aunque la prisión acoge a reos de mínima, mediana y máxima seguridad; son los propios reclusos quienes se encargan de los servicios internos, como la lavandería, peluquería, fabricar neumáticos para los camiones, cursos e incluso el mantenimiento de la capilla.
“Me sorprendió mucho el sentido de pertenencia que le dan al confinado. Ha sido una de las cárceles más limpias que he visitado en mi vida, la limpieza está bajo la responsabilidad de ellos, los presos. Era increíble la paz, la tranquilidad y el respeto que se respiraba en ese centro. Pude ver a los confinados hacer sus propios uniformes, lavar y planchar los uniformes de los oficiales, y como realizaban con orgullo otras tareas.”
Charbonier propuso en su comunicado que el sistema carcelario puertorriqueño podría iniciar varios cambios adoptando el sistema de clasificación de las cárceles estadounidenses. Éste sistema se centra en la evaluación personal de cada preso, según su comportamiento, su rehabilitación y su participación en los servicios. Si el reo mejora su conducta y su colaboración es buena, puede ser evaluado para que su pena sea reducida o para bajarle de nivel de seguridad. Según los directivos de Darrington Unit, la reincidencia delictiva se ha reducido mucho gracias a éste sistema.
En las penitenciarias estadounidenses también se busca que los presos puedan cumplir su condena con personas afines a ellos; para ello, en su entrada a prisión, se les hace una evaluación para dividirlos según su edad, estado de salud, creencia religiosa y cultura.
El factor religioso es un factor muy importante en las prisiones estadounidenses, Darrington Unit cuenta con una capilla de dimensiones grandes para que puedan realizarse distintos servicios religiosos en ella. Precisamente en Darrington Unit se permite a los presos con penas inferiores a 10 años a estudiar un bachillerato en teología, iniciar los cursos para convertirse en clérigo e iniciar sus prácticas junto a sus compañeros.
En las cárceles de Estados Unidos hay pequeñas fábricas que sirven para generar ingresos para cada centro penitenciario, en el caso de Darrington Unit se trata de una pequeña fábrica que recicla neumáticos para camiones del servicio público. El Gobierno es el único cliente que compra productos manufacturados en las prisiones. Con éste sistema los funcionarios pueden pagar materiales y equipos para realizar sus funciones.
Charbonier propuso a la Junta de Supervisión Fiscal que devolviera al Departamento de Corrección y Rehabilitación el dinero que generan los contratos de servicios con los municipios, para poder imitar al sistema de autofinanciación de las prisiones y, de esta manera, pueda mejorarse tanto la seguridad como la atención a los reclusos en las penitenciarias puertorriqueñas.
29 de Octubre de 2019, martes.
Año I. Día 252. Artículo 268.
Esta web se reserva el derecho de suprimir, por cualquier razón y sin previo aviso, cualquier contenido generado en los espacios de participación en caso de que los mensajes incluyan insultos, mensajes racistas, sexistas... Tampoco se permitirán los ataques personales ni los comentarios que insistan en boicotear la labor informativa de la web, ni todos aquellos mensajes no relacionados con la noticia que se esté comentando. De no respetarse estas mínimas normas de participación este medio se verá obligado a prescindir de este foro, lamentándolo sinceramente por todos cuantos intervienen y hacen en todo momento un uso absolutamente cívico y respetuoso de la libertad de expresión.
No hay opiniones. Sé el primero en escribir.