Historias de Surikatas
Por Anita Zen
Les llamo Surikatas porque esos animalitos siempre me llamaron la atención, paraditos en manada, con esos ojos bien abiertos como mirando el vacío, y son Surikatas con K porque a pesar de que las crítico como manada, la K refunda la palabra y le otorga otro sentido de pertenencia, a pesar de lo lobotomizadas que puedan resultar en mi ámbito de trabajo.
La K baja línea y es consecuente con lo que les digo en todos los espacios donde me muevo.
Y además, la K distancia al pobre animalito de esta nueva raza creada a partir del Macrismo.
Conversaciones en la Fotocopiadora
Dos Surikatas parlotean, a metros de mi escritorio.
-Un horror, un horror, dice una, me llegó la factura de luz y pasé de 500 a 3500 pesos
La otra Suri, que gracias a las políticas de CFK pudo casarse con su pareja, le pregunta:
-¿Pero te fijaste el consumo?
O sea, la Suri quería justificar el aumento hablando del consumo, obviando la parte de quita de subsidio para la ciudadanía.
Porque la Suri, cual síndrome de Estocolmo, votó a "su presidente", el mismo que dice que los "homosexuales" están enfermos.
Pero a la Suri parece que eso no le importa, porque insiste en el consumo.
La otra Suri, que es menos Suri pero igual es bastante cipaya y zapaya, contesta:
-Es el mismo consumo, ¡¡¡el mismo!!!, grita re caliente mientras la fotocopiadora escupe las páginas.
A mi me agarra risa. No puedo evitarlo.
-¿Y vos de qué te reís? Me dice la Suri, la misma Suri que arrancaba mis carteles de” No a Macri” y me decía que no había que hacer proselitismo en la oficina.
La misma Suri que me alguna vez me acusó de estar muy politizada.
-Me río de vos, me río de ella, de todos nosotros me río.
Y en el fondo, muy en el fondo, se escuchaba la canción de "Tengo una vaca lechera", porque el film Esperando la carroza es un poroto al lado de estas situaciones bizarras constantes que estamos viviendo en nuestros ámbitos de trabajo.