-EDITORIAL-
Cáritas es una organización humanitaria fundada en 1897 por Lorenz Werthmann que realiza labores caritativas para ayudar a los más desfavorecidos. En sus inicios ayudó a miles de personas en situación de pobreza, exclusión social, intolerancia o discriminación.
En sus comienzos Cáritas era una organización católica que operaba en Colonia (Alemania), pero la iniciativa de Werthmann fue teniendo éxito y muy buena acogida social. Muchas personas fueron colaborando con esta organización y pronto empezó a extenderse por el resto de Alemania. El apoyo del clero permitió que Cáritas fuera abriendo nuevas sucursales en las parroquias. Varias organizaciones humanitarias católicas fueron uniéndose a Cáritas, debido que eran muy pequeñas, carecían de medios o, simplemente, no tienen una buena estructura o no estaban bien organizadas para llevar a cabo sus tareas.
En 1916, Cáritas fue reconocida por la conferencia episcopal alemana como la unión de varias organizaciones diocesanas y comenzó a ser la más representativa de la Iglesia Católica. Además de hacer sus labores humanitarias, Cáritas comenzó a ser una plataforma que representara políticamente a la Iglesia, desde los arzobispos hasta los seglares, haciendo reivindicaciones y presiones en el ámbito político para combatir la pobreza, la exclusión social y los casos de intolerancia y discriminación.
Cuando Adolf Hitler llegó al poder en 1933, Cáritas perdió todo su poder político y estuvo a punto de ser una organización prohibida por las autoridades nazis, pero gracias a su efectividad en la labor que hacía por intentar erradicar la pobreza en un mundo sumido en una gran crisis económica provocada por la Gran Depresión de 1929, el Gobierno alemán permitió que Cáritas continuara con sus labores humanitarias, siempre y cuando no criticara las políticas discriminatorias y sociales nazis.
Tras la caída del régimen nazi en 1945, Cáritas jugó un papel muy importante en la posguerra de la Alemania Occidental. Debido a que Europa había quedado destruida por los bombardeos y los combates de la II Guerra Mundial, a lo largo del continente empezaron a surgir grupos de voluntariado para reconstruir los países afectados por el conflicto. Debido a que Alemania había quedado dividida en dos mitades (la oriental controlada por la Unión Soviética y la occidental quedó ocupada por Estados Unidos, Francia y Reino Unido hasta erradicar los vestigios del nazismo y crearse un Gobierno autónomo nuevo), tanto los grandes ejércitos del bloque occidental como organizaciones caritativas europeas colaboraron en la reconstrucción de la Alemania Occidental.
Gracias a los conjuntos con los ejércitos y los voluntarios venidos de diferentes partes del mundo, Cáritas empezó a tener un renombre internacional y a extenderse por el resto del mundo, institucionalizándose en diversas parroquias de distintos países.
En 1947 fue fundada Cáritas España.
En 1951 se constituyó la Conferencia Internacional para organizar y coordinar las diferentes filiales que Cáritas iba fundando en otros países.
En 1954, la organización adoptó el nombre de Cáritas Internationalis y cambio su sede de Friburgo a Roma, para ser dirigida directamente por altos cargos de la Iglesia Católica.
En 1967, después de que Israel saliera victorioso de la Guerra de los Seis Días, en la que se hizo con los territorios de Golán, con el Jerusalén Este, las zonas de Judea y Samaria (Cisjordania), ocupara Gaza y triplicara su tamaño al conquistar la península del Sinaí; el Papa Pablo VI abandonó la postura neutral que la Iglesia Católica había adoptado en 1947 preveyendo el inminente estallido del conflicto árabe-israelí cuando se produjera la independencia del estado hebreo en 1948. De esta manera, El Vaticano se convirtió en el primer país que oficialmente reconoció la entidad de un estado palestino (algo que la ONU y los países árabes no reconocerán hasta 1988) con capital en Jerusalén.
Desde aquel entonces la población cristiana en Israel y Palestina, especialmente la católica, dejó de ser tenida en cuenta por la política internacional. El hecho de que Pablo VI tomara partido por la causa árabe y la Iglesia diera comienzo una campaña de desprestigio permanente contra el estado de Israel, supueso que las relaciones entre el estado hebreo y el Vaticano se enfriaron, trayendo consigo que los cristianos cayeran en un limbo legislativo y en el olvido internacional.
Nada más producirse éste cambio de postura de la Iglesia Católica, el Patriarcado Latino de Jerusalén (arzobispado de la Iglesia Católica de Jerusalén) fundó Cáritas Jerusalén que, en lugar de hacer labores humanitarias como en el resto del mundo, fue fundada como una plataforma política para que la diócesis pudiera cuestionar las políticas y la propia existencia del estado de Israel.
Según la web de Cáritas Jerusalén, la organización humanitaria atiende a cerca de 30.000 personas tanto en la franja de Gaza, como en Jerusalén Este y en los territorios palestinos de Judea y Samaria; atendiendo a personas de diferentes religiones en cinco departamentos:
-Departamento de Servicios Sociales: Con el que se da ayuda a familias en situaciones de emergencia, se crea empleo y se da asistencia médica y académica.
-Departamento de Salud: Que dirige 3 centros de salud, uno en Aboud, otro en Taybeh y un centro médico móvil en 6 áreas de la franja de Gaza (que no están especificadas en la web).
-Departamento de Sustento y Seguridad Alimentaria: Con el que aportan proyectos de agricultura, infraestructura y desarrollo para crear empleos, sin embargo no existe constancia de que existan tales proyectos, ya que la información que aportan sobre ellos son de campamentos de refugiados ajenos a Cáritas cuyas organizaciones no mencionan las supuestas actividades que Cáritas afirma realizar. Las entrevistas al personal de Cáritas de otras partes del mundo que viajó a Palestina para, supuestamente, colaborar en dichas obras no aportan ningún dato concreto. Son entrevistas políticas en las que solo se habla de la “opresión” de Israel al pueblo palestino. Nunca mencionan qué actividades han hecho, qué infraestructuras han construido o cómo han participado en dichos proyectos (exceptuando su asistencia a charlas y convivencia con voluntarios de otras organizaciones).
-Departamento de Microcrédito: Fue una iniciativa que adoptó Cáritas Internationalis en la primera década del siglo XXI. Actualmente, según la Autoridad Palestina, en Judea y Samaria hay 550 microcréditos en activo. En Gaza esta iniciativa no se ha podido llevar a cabo debido al estado hostil permanente de Hamas y los distintos grupos armados que extorsionan a quienes quieren tener un negocio, sin embargo, el personal de Cáritas y el patriarca latino de Jerusalén le echan la culpa a Israel de que los grupos terroristas extorsionen a los comerciantes.
-Departamento de la Juventud: Formado en 2005 para promover el desarrollo de la sociedad palestina mediante proyectos de intercambio de alumnos con colegios que llevan organizaciones simpatizantes de Cáritas (dicha organización no es propietaria ni dirige ninguna escuela), proyectos de graduación y medios de comunicación (propaganda que no está destinada a las labores que debiera realizar Cáritas, sino en desprestigiar constantemente a Israel. La página oficial de la Autoridad Palestina es una de las principales difusoras de los mensajes de Cáritas contra Israel).
Cáritas Jerusalén nunca ha emitido ni un solo comunicado en el que condenara los atentados y la violencia palestina, sin embargo, realiza llamados a la paz cuando Israel responde a los ataques con misiles desde Gaza sin mencionar los ataques palestinos previos, e incluso su propaganda utiliza la permanente reivindicación política contra Israel, pero nunca hace una reivindicación a la Autoridad Palestina de Hamas o Al-Fatah. ¿Donde está Cáritas Jerusalén cuando los grupos terroristas palestinos militarizan a los niños? ¿Por qué Cáritas Jerusalén no se manifiesta sobre las insalubres condiciones en que la Autoridad Palestina tiene recluidos en guetos a los beduinos de Judea y Samaria? ¿A qué espera Cáritas Jerusalén a reivindicar que los cristianos palestinos reciban los mismos derechos que los palestinos musulmanes? ¿No es la lucha contra la discriminación y la exclusión una de sus misiones?
Por su parte, en España, Cáritas tardó mucho en hacer su presencia en el ambiente político. Hay que destacar que el régimen de Francisco Franco fue muy respetuoso con la Iglesia Católica y, pese a que el bloqueo internacional de los primeros años de la dictadura hizo muy difícil que el país reconstruyera los daños ocasionados por la Guerra Civil Española (1936-1939), lo cierto es que el empeño de las autoridades por crear políticas sociales beneficiosas para los ciudadanos ayudó mucho a que Cáritas realizara sus tareas y tuviera un papel social muy importante y reconocido.
El hecho de que la Iglesia Católica y el régimen estuvieran muy ligados, Cáritas no hizo ninguna reivindicación en políticas sociales que tuvieran que ver con sus tareas.
El concilio Vaticano II (1962-1965) supuso un nuevo cambio de rumbo de la Iglesia Católica, trayendo consigo el inicio del fin del régimen franquista. Al perder la Iglesia su identidad tradicional se generó una gran confusión entre las autoridades eclesiales y los creyentes. De esta manera, la Iglesia empezó a tener tensiones con la dictadura española. Algunos miembros del clero formaron, financiaron e incluso participaron de forma activa en organizaciones y actividades contra el régimen, e incluso jugaron un papel fundamental en el terrorismo de ETA.
Hay que destacar que ya existía un sector del clero disidente con el régimen desde 1939, precisamente algunas parroquias de Cataluña y del País Vasco fueron usadas como refugios clandestinos para los movimientos independentistas. Los movimientos políticos contrarios al franquismo se reunían en las parroquias o en locales que eran propiedad de la Iglesia, e incluso se usaron las imprentas parroquiales para eludir la censura y evitar redadas, ya que la Iglesia gozaba del favor de las autoridades y sus edificios eran legalmente inviolables.
El concilio Vaticano II trajo consigo un giro en la Iglesia que la convirtió en una de las herramientas por las que el régimen cayó.
Al materializarse la transición de la dictadura a la democracia, la Conferencia Episcopal Española (CEE) dejó de tener un papel relevante en la política española, optando por una posición tibia, en un gran empeño por querer desprenderse del estigma que dejó el vínculo que hubo entre el régimen de Franco y la Iglesia.
Es cierto que en el clero existen sectores muy llamativos, como el que participa a favor de los movimientos independentistas o el sector simpatizante de la extrema derecha, pero la mayoría opta por evitar implicarse o manifestarse políticamente y, en el momento en el que la Iglesia y la política chocan, siempre optan por permanecer en silencio o dar una respuesta ambigua que deja más dudas que certezas a los feligreses; de hecho, éste grupo mayoritario en la Iglesia busca frenar la actividad política del creyente, incluso ha vilipendiado y boicoteado a los movimientos políticos confesionalmente católicos.
Curiosamente, éste sector apolítico de la Iglesia nunca tiene nada que decir sobre los sacerdotes que ya están significados políticamente y salen en medios de comunicación realizando mítines políticos, como sucede con sor Lucía Caram, ni tampoco tienen nada que decir cuando Cáritas entra en temas políticos ajenos a sus funciones.
La intervención de Cáritas en la política española apenas ha sido llamativa. Ha hecho campañas para los casos de extrema necesidad, ha participado en voluntariados cuando se han producido catástrofes naturales en territorio español; pero los comunicados o reivindicaciones para la lucha contra la pobreza han sido muy escasos y muy puntuales, e incluso han apoyado pasivamente algunos datos manipulados, como lo fue el informe que utilizó Manuela Carmena sobre la desnutrición infantil en Madrid publicado antes de las elecciones municipales de 2015. Mientras las demás ONGs negaban que hubiera 25.000 niños desnutridos en la capital española, el coordinador de Cáritas Madrid, Javier Hernando Calvo, fue el único que aceptó esta cifra.
En 2018, Cáritas Cataluña apoyó el manifiesto “El catalán, lengua común” de la Plataforma per la Llengua, uniéndose al Fútbol Club Barcelona, a los sindicatos de Comisiones Obreras (CCOO), Unión General de Trabajadores (UGT) y el sindicato independentista catalán Intersindical-Confederación Sindical Catalana (Intersindical-CSC) presidido por Carles Sastre, exmilitante del grupo terrorista Terra Lliure que fue encarcelado por el asesinato de José María Bultó.
El manifiesto de “El catalán, lengua común” busca la imposición del catalán tanto en los organismos públicos como en ámbitos sociales. Además de que el manifiesto también defiende “el derecho a votar” la independencia de Cataluña. ¿Qué tiene que ver la imposición del catalán y el apoyo a la secesión de Cataluña con las funciones sociales que realiza Cáritas? ¿No tiene algo que decir en éste tema la CEE? ¿Donde está el clero mayoritario que es contrario a que la Iglesia y la población católica tome partido en política?
Por si esto fuera poco, Plataforma per la Llengua firmó un convenio con la Cruz Roja para la imposición del catalán a los refugiados que sean acogidos en Cataluña. Mientras que Cáritas entrega en sus centros de Cataluña unos trípticos con propaganda independentista a los inmigrantes, que han sido elaborados de manera conjunta por el Consejo Evangélico de Cataluña y Plataforma per la Llengua, en los que prácticamente dice que es de buenos cristianos hablar en catalán:
“El apóstol Pablo nos diría que, si queremos hacer llegar el evangelio a los catalanes, debemos sentirnos catalanes. Y ser catalanes no solamente significa vivir en Cataluña y aprender el catalán. Es mucho más. Significa entender y amar esta tierra, esta cultura y a su gente. Es cierto que podemos pasar años y años en Cataluña sin siquiera hablar catalán ni amar esta tierra y a su gente. En realidad, muchos lo hacen así. Pero ello no significa que esta sea la manera correcta de hacer las cosas. Y aún más. No significa que sea una manera bíblica de hacer las cosas.” (Extracto de un folleto entregado por Cáritas, recogido por el periódico digital español OK Diario el 24 de abril de 2018).
Ante estos hechos, el responsable de Cáritas en la Comisión de Pastoral Social de la CEE, Jesús Fernández (obispo auxiliar de Santiago de Compostela), solo se limitó a manifestar su “preocupación” por la situación en Cataluña e instó a los creyentes a “orar”. Es decir, fue la respuesta estándar que la CEE ha repetido en más de una ocasión: preocuparse, pedir oraciones y no hacer nada.
Después de esta entrada polémica en la política española de Cáritas, meses después, la sección española de la organización humanitaria volvió a protagonizar otro hecho polémico en política, que no tiene nada que ver con sus funciones. La Archidiócesis de Burgos, el 29 de abril de 2019, publicó en su web los detalles de la visita de algunos miembros de Cáritas a Israel.
En repetidas ocasiones, Cáritas Jerusalén había pedido a Cáritas España que enviara algunos voluntarios “para denunciar la situación que vive el pueblo palestino y las complicadas relaciones con su entorno y el sufrimiento generado en esta región para todas las personas que viven en ella este largo conflicto que genera violencia y odio, además de falta de esperanza.” Un llamamiento que Cáritas España ha respondido desde 2008.
Bajo el nombre de “Iniciativa por la paz” y una introducción que describe la situación por la que pasa la población palestina desfavorecida, cualquiera pensaría que el voluntariado consistió en ayudar a los palestinos que se encontraran en situaciones de extrema necesidad, pero más adelante se demuestra que aquel voluntariado de 9 días no consistió en ayudar en las labores que estaba haciendo Cáritas Jerusalén, sino para celebrar la Semana Santa con familias cristianas palestinas y viajar de campo de refugiados a campo de refugiados para “conocer lugares, personas, testimonios, hablar con instituciones que luchan por sus derechos sociales.”
En la publicación en ningún momento se hace mención de las tareas humanitarias que hace Cáritas Jerusalén, se trata de un manifiesto contra Israel sobre la precariedad de los palestinos, olvidándose por completo que es la propia Autoridad Palestina la que usa el dinero que recibe de la ONU para financiar sus actividades políticas, propagandísticas y en actividades terroristas en lugar de para realizar políticas sociales.
A día de hoy, a una familia palestina le sale mucho más beneficioso que un familiar muera o sea encarcelado al intentar hacer un atentado contra soldados israelíes que en intentar crear su propio negocio, ya que la Autoridad Palestina destina 100 millones de dólares en sueldos a las familias de los “mártires” (desde el 3 de julio de 2019, tras la subida de un 11,8% del presupuesto para tal fin). ¿Por qué Cáritas no reivindica a la Autoridad Palestina que ese dinero que fomenta odio y terrorismo no se destine a políticas sociales para mejorar la forma de vida de los palestinos?
El 5 de septiembre de 2019, Cáritas España publicó que iniciaba actividades de cooperación con un campo de trabajo con jóvenes palestinos, sin especificar el lugar en el que se sitúa el campamento ni la cantidad de dinero destinada a la financiación de éste proyecto. En el apartado de financiación la página solo se limitó a decir que la procedencia del dinero invertido es de las donaciones que reciben Cáritas Diocesana, Cáritas España y Cáritas Jerusalén.
Los jóvenes que serán enviados para, supuestamente, llevar a cabo las actividades de coordinación en el campo de trabajo, han pasado por “un proceso de selección y formación” para vivir “una experiencia de inmersión cultural en Palestina junto con jóvenes locales”.
En la descripción de actividades, dentro de un discurso sobre la paz y lo compleja que es el modo de vida de la población palestina, no hacen ninguna mención a ninguna labor social, sino que se trata de vivir una experiencia para conocer y saber las penalidades que padecen los refugiados palestinos.
Es muy llamativo que las páginas de Cáritas España y Cáritas Jerusalén nunca especifiquen cuales son sus labores en los campos de refugiados palestinos mientras criminalizan a Israel y lo acusan de oprimir al pueblo palestino.
Paradójicamente, en Israel existe la iniciativa Sherut Leumi (Servicio Nacional) que ha tenido una gran acogida en la sociedad árabe-israelí, ha supuesto la apertura para los cristianos en la sociedad israelí. El Sherut Leumi es un servicio voluntario que ofrece formación a sus integrantes, desde la construcción de infraestructuras, pasando por formación en enfermería, hasta la formación en enseñanza tanto normal como educación especial. Éste servicio solo lo integran árabe-israelíes en sus propias poblaciones. Dependiendo del programa elegido, puede durar uno o dos años, una vez terminado, todos los voluntarios reciben los mismos beneficios que un soldado israelí licenciado.
Las empresas israelíes también juegan un papel fundamental para la búsqueda de la paz, contratando trabajadores palestinos, especialmente en el sector agrario.
El Sherut Leumi ha sido una iniciativa muy criticada por el patriarca latino de Jerusalén, que ha instado a la población cristiana que no apoyara ninguna iniciativa israelí; pero sus comunicados poco a poco van cayendo en saco roto y son más los cristianos árabe-israelíes que muestran apoyo al estado hebreo, en un proceso que parece que está liberando a los árabe-israelíes cristianos del limbo administrativo que sufren desde 1967 y del olvido internacional, tanto por la política como por la propia Iglesia.
Para concluir esta editorial, me gustaría expresar mi más sincera preocupación sobre el papel que está teniendo Cáritas en Palestina y su participación política en España. Cáritas ha sido un referente en el ambiente humanitario por su gran labor, y su actuación en política debe consistir en las políticas sociales para combatir la pobreza, la exclusión, la intolerancia y la discriminación. Si Cáritas abandona estos principios y se dedica a meterse en campos políticos ajenos a su misión, e incluso invierte más en propaganda contra un estado en conflicto que en mejorar la precaria situación de los necesitados; corre el riesgo de convertirse en una ONG como las demás, cuyas labores sociales dejan mucho que desear, porque invierten más en reivindicaciones y propaganda que en hacer su propia misión social.
Los obispos deberían haber aprendido la lección con Oxfam Intermón, que nació siendo una organización dirigida por el Secretariado de Misiones y Propaganda de la Compañía de Jesús para hacer misiones en hispanoamérica y, al verse contagiada por la teología de la liberación y al abandonar el origen de su función, perdió todo sentimiento religioso y ahora no es más que una plataforma que solo sirve para hacer reivindicaciones polémicas sin hacer apenas labores sociales para los desfavorecidos. ¿Es ese el camino que quieren que siga Cáritas?
-5ª Editorial.-
22 de Septiembre de 2019, domingo
Año I. Día 216. Artículo 236.
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