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¿Es machista el feminismo de Podemos?

Luis Alberto Sandoval | 20 mar 2019


Foto: EFE

 

      Pese a que Podemos pretende ostentar la imagen de ser el partido del feminismo español, curiosamente, es el partido que tiene la menor intención de voto femenino de los cuatro más representativos. Desde el ascenso al poder del ex-presidente José Luis Rodríguez Zapatero en 2004, uno de los puntos clave del programa político de la izquierda ha sido el feminismo; prueba de ello es el aumento de representación femenina, tanto en las Cortes como en los sucesivos Consejos de Ministros en los gobiernos de Partido Socialista Obrero Español (PSOE).

 

      La polémica creación del Ministerio de Igualdad en 2008, supuso la realización de varias políticas de igualdad que, por un lado mejoraron algunas condiciones laborales de la mujer, dio comienzo a que el pueblo tomara conciencia de la violencia doméstica y sintiera repulsa hacia la violencia contra las mujeres (aunque han quedado muy silenciadas las agresiones de las mujeres y los infanticidios perpetrados por ellas), se crearon organismos para apoyar a las víctimas, aunque la triste realidad manifiesta que las leyes y los métodos son fallidos e ineficaces, porque no han servido para detener la violencia doméstica. Por otro lado trajeron unas medidas que, en mi opinión, iniciaron polémicas absurdas e injustas que conducen hacia una guerra de sexos que añade más crispación a la sociedad española.

 

      Después del gobierno de Zapatero, el feminismo ha tenido una evolución cada vez más radical dentro de la izquierda española. Tanto es así, que ya no es un feminismo que defienda a todas las mujeres por igual, sino que las feministas han hecho varias discriminaciones a otras mujeres por motivos ideológicos. Por ejemplo, la víctima del caso de una mujer violada por «La Manada», durante los sanfermines de 2016, recibió mucho apoyo de los movimientos feministas, mientras que la víctima de la «manada magrebí» del metro de Barcelona que, además de recibir una brutal paliza, sus violadores la contagiaron de sarna, no recibió ni el más mínimo apoyo por parte de estos colectivos.

 

      Curiosamente, después de la presidencia de Zapatero, los distintos gobiernos se han llamado a sí mismos «feministas» por tener mujeres ocupando cargos ministeriales, incluso los partidos de la oposición buscaron enarbolar la bandera del feminismo, pero... todos ellos bajo la dirección de un hombre.

 

      Pese a que parece que el feminismo es el monopolio de la izquierda, siendo Podemos el que, aparentemente, es el más defensor de esta doctrina. ¡Los datos y estadísticas aportan la sorprendente respuesta de que es todo lo contrario!

 

      Según la última estadística del CIS con colaboración de El País, del 5 de marzo de 2019, aumenta el número de mujeres que votarían al Partido Popular (PP) con respecto a los datos recogidos en 2016, quitándole al PSOE el primer puesto en intención de voto femenino entre sus votantes. Del 53,5% de 2016, la intención del voto femenino subió éste año al 56,6%.

 

      En segundo lugar quedaría el PSOE, que apenas baja una décima de votantes femeninas, permaneciendo en un 55% del total de personas que votarían al PSOE.

 

      En tercer lugar estaría Ciudadanos, que es el partido que sufre la mayor pérdida de votantes femeninas. Del 53,3%, la intención de voto femenino a Ciudadanos ha descendido al 46,3% y, aún así, continúa manteniéndose en el tercer puesto.

 

      Y conservando el último lugar, sorprendentemente, Podemos es el partido menos votado por las mujeres de los cuatro partidos más representativos. En 2016 contaba con un 46,1% de apoyo que, tras varias acusaciones de machismo por parte de militantes que abandonaron el partido, el apoyo femenino se ha reducido en un 42,4%.

 

      Evidentemente, desde que se produjo el cisma entre Pablo Iglesias e Íñigo Errejón, la coalición Unidas Podemos va camino de la desintegración con cada pelea interna que produce dimisiones y el abandono de sus militantes. El propio secretario de organización, Pablo Echenique, calificó aquellas discusiones de antifeministas por seguir «lógicas patriarcales», en un contesto que la igualdad de sexos no tenía nada que ver.

 

       La fuga del voto femenino dio comienzo con las quejas de Rita Maestre (portavoz del Ayuntamiento de Madrid, integrada en Ahora Madrid) en octubre de 2016, en las que acusó a la junta directiva de dar un trato machista a las mujeres del partido.

 

      Otro caso llamativo fue la dimisión de la ex-portavoz de Podemos en la Asamblea de Madrid, Lorena Ruiz-Huerta, que por desavenencias con la dirección, acusó de machista a la cúpula de Podemos. Curiosamente, aquel mismo 8 de octubre de 2018, tuvo que dimitir el diputado de Podemos en Cantabria José Ramón Blanco, tras abrírsele un expediente por un supuesto acoso psicológico y por supuestos insultos reiterados a dos compañeras de su partido.

 

      El caso que verdaderamente ha hecho estremecer por completo a las filas de Podemos, y que ha podido ser el gran detonante por el que las mujeres no crean que Podemos represente los valores feministas, ha sido, sin lugar a dudas, el culebrón que afecta al líder de Podemos con su ex-novia Tania Sánchez y el trato de favor a su actual pareja, Irene Montero.

 

      El 22 de marzo de 2015, Tania Sánchez y Pablo Iglesias cortaron su relación mientras circulaban los rumores de que Sánchez había formado parte de una supuesta trama de tráfico de influencias. El líder de Podemos, que anunciaba a su partido como «el cambio» de España, y hacía mucha gala de combatir contra la corrupción del bipartidismo reinante del PP y del PSOE, tuvo que tomar la decisión de romper la relación para aparentar que Podemos era un partido limpio e inmaculado, antes de que el PP imputara a su ex-pareja en junio de aquel mismo año.

 

      Meses después, en diciembre de 2015, empezaron a circular los rumores del noviazgo entre Iglesias y su actual pareja, Irene Montero. Sin embargo, parece ser que la ruptura de Iglesias con Sánchez no fue todo lo pactada que trataron de aparentar en su tiempo. En 2016, Sánchez, contra todo pronóstico, apoyó la candidatura errejonista de Rita Maestre para la Comunidad de Madrid, levantando los rumores a que esta acción contra Iglesias podría deberse a un posible despecho. Desde ese momento, es bien conocido el enfrentamiento entre ambos.

 

      La situación se agravó cuando Montero se convirtió en la portavoz del partido el 18 de febrero de 2017. Sánchez la hacía muecas cada vez que hablaba en el Congreso de los Diputados, convirtiendo la Cámara Baja de las Cortes en un patio de parvulario.  Como castigo por hacerle muecas a su novia, Iglesias envió a Sánchez a ocupar un escaño del Congreso de los Diputados detrás de una columna, para que no se la viera poniendo caras raras cada vez que intervenía Montero. Una humillación pública que tuvo como consecuencia que se fraguara la venganza que acabó desencadenando la actual crisis de Podemos.

 

      Otro factor muy criticado, tanto dentro como fuera de las filas de Podemos, ha sido el rápido ascenso de puestos de Montero, y el trato de favor que ha tenido desde que comenzó su relación con Iglesias, llegando a convertirse en la número dos del partido. Hay que destacar otro hecho muy criticado, durante la baja por paternidad de Iglesias, Montero se encargó de la dirección de Podemos, pero cuando sucedieron las crisis que fracturaron el partido, Montero pasaba a un segundo plano y era Iglesias quien tomaba las decisiones; levantando la polémica, no solo porque estaba de baja de paternidad, sino porque su mujer no gozaba de la plena autoridad de cómo controlar su partido en tiempos de crisis. Una actitud tachada de machista por las feministas.

     

      La directiva de Podemos es plenamente consciente de que está perdiendo el voto femenino, razón por la que ha puesto el feminismo en el eje de su campaña electoral; pero no parece que sea una medida acertada, ya que, pese a radicalizar cada vez más el mensaje feminista, Podemos se ha encontrado tachado de machista por varios colectivos feministas, manifestándose el gran descontento feminista momentos previos a la manifestación del 8 de marzo.

 

      El cartel de Podemos con el que anunciaba el fin de la baja de paternidad, y la participación en la manifestación feminista del 8M de Pablo Iglesias; fue tachado de machista y recibió toda clase de críticas, porque en la palabra «vuelve», «el» estaba marcado con otro color, dando a entender que el mensaje del cartel era «Él vuelve», lo que generó todo tipo de críticas. La derecha lo hizo en tono de parodia, pero la izquierda mostró su indignación. Por una parte, porque un cartel mesiánico como ese no se lo hicieran a Montero cuando volvió a la política tras dar a luz a sus hijos, por otra, especialmente el ala feminista, porque daba a entender que una manifestación de mujeres estaba siendo liderada por un hombre.

 

      El Círculo Feminismos de Podemos Madrid hizo un comunicado criticando que Iglesias asumiera el mando y no dejara a Montero hacer frente a los graves problemas del partido:

 

      "En el papel de malas, las mujeres son malas o débiles y los hombres son los que solucionan y resuelven todo.» Afirmando en el mismo comunicado que Podemos «sigue siendo un partido de patriarcas.»

 

      No solo las críticas del cartel torpedearon el mensaje feminista que Podemos intenta mantener a toda costa, sino que, al presentarse la candidatura de Errejón por Madrid, en la que Iglesias, Ramón Espinar y Errejón intentaron aparentar unidad en el partido; lo hicieron frente al rótulo «Nosotras», que resumía el eslogan con el que Podemos pretendía anunciar su participación en la manifestación del 8M: «Si nosotras paramos, se para el mundo».

 

      Aquella foto, con la que Iglesias y Errejón pretendieron aparentar que el partido permanecía unido, trajo consigo varias burlas por parte de personas ajenas al partido, y las protestas del Círculo de Feministas de la Comunidad de Madrid no tardaron en llegar, mostrando su desaprobación de que tres hombres se presentaran ante el rótulo de «Nosotras» sin que hubiera una representación femenina, como afirmó María Pérez, secretaria del Círculo Feminismos de Podemos Castilla-La Mancha:

 

      «La imagen de tres hombres desde luego no representa el Podemos feminista que queremos, por el que muchas luchamos y en el que la mayoría de ocasiones sí nos representa con la paridad que exigimos en las comparecencias públicas.»

 

      Esta polémica forzó a la directiva de Podemos a abandonar el rótulo de «Nosotras» al día siguiente de sacarse de la foto.

 

      Para más inri, Inés Binder, una de las organizadoras de la «Comisión 8M» (una asociación financiada por el Ayuntamiento de Madrid que, entre otras actividades, se encarga de planificar la manifestación del 8M), días previos a la manifestación, criticó duramente a Podemos tachándolo de machista.

 

      Entre sus quejas, Binder hizo constar que entre las 394 propuestas del programa con el que se presentó Podemos a las elecciones de 2015, no aparece la palabra «feminismo» y que solo se hace mención del movimiento feminista en dos ocasiones.

 

      Por mucho que la directiva de Podemos intente dar una imagen de vanguardia en la defensa del feminismo, llegando a plantear cosas que ya rayan en la demagogia, de cuya labor se está encargando principalmente Montero; con diversas promesas de cara a las elecciones, como crear una materia de feminismo que se enseñe en los colegios. Que un hombre como Iglesias, que ha mostrado actitudes machistas en diversas ocasiones, como cuando expresó su deseo de azotar «hasta que sangre» a Mariló Montero, es precisamente el menos idóneo para liderar la causa feminista a la que pretende agradar con un discurso radical.

 

      Está visto que la dirección de Podemos es consciente de que se le está fugando el voto femenino, y que no consigue agradar al colectivo feminista por muchos intentos que haga. La directiva de Podemos  debería cambiar de estrategia y, en lugar de ofrecer un discurso que desnaturalice la maternidad o que condene el matrimonio por ser «una estructura heteropatriarcal», en el que la mujer queda «sumisa» al hombre (discursos que no se creen ni ellos mismo, pues Iglesias y Montero conviven juntos y ya van por su tercer hijo), entre otras políticas de género; quizás debería sentarse a hablar con las mujeres y preguntarlas qué es lo que quieren, en lugar de inventar un feminismo que no cuenta ni con el apoyo de los propios círculos feministas integrados en su partido.

 

20 de Marzo de 2019.
Año I. Día 33. Artículo 100.

3º EDITORIAL.

 

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