EL ETC… EN NUESTRA FORMACIÓN DOCENTE

a cuestión de la formación docente implica guiar una práctica que responde a intenciones en una acción voluntaria y conscientemente dirigida para que alguien aprenda algo que no puede aprender solo, en favor de la autonomía del ser de los educandos, incorporando análisis fundamentales para dicha práctica a los cuales esperamos que el lector añada algunas miradas críticas. 

El seminario Problemáticas Socioantropológicas,  amplía y analiza desde el marco teórico, la formación y el proceso educativo con temas de la actualidad.  La atención estará puesta en el lugar y en la mirada del “otro” dentro de un “nosotros” y de como aprendemos estando “juntos”.

El autor Carlos Skliar, nos invita a repensar en que “todos somos iguales por ser todos diferentes y para que haya una igualdad, tiene que haber una diferencia. La igualdad es una de las formas de la diferencia.”  En este sentido, podemos pensar ¿A caso no somos un poco otros?

Esto podría significar que el destino de nuestros gestos educativos debe dirigirse a “cualquiera”, a “cualquier otro”. Sin importar su condición, su origen familiar, su cuerpo, sus modos de hacer, su experiencia. Que en principio es una tarea igualadora que se opone al orden natural de las cosas. Teniendo en cuenta que el mirar al otro de igual a igual, se dirige a “cualquiera”, considerando  que la educación es un derecho para “tod@s” y “para cada uno”.

El vínculo afectuoso entre dos personas es una condición indispensable para el intercambio del saber, ya que será necesario que el educando sienta respeto por el educador, influenciándolo con una intencionalidad porque nadie puede construir una identidad sin “otros”. No hay una educación sin lazo y sin una promesa de transformación del ser. A su vez eleducando  puede aceptar o no, esa influencia. Pero el “otro” también puede decir: Seguí participando.

La enseñanza es una de las actividades humanas de mayor peso político porque implica un posicionamiento ético político por quien ejerce esa responsabilidad, contribuyendo a la búsqueda de prácticas más justas e inclusivas. Es por esto que cuando hablamos de ética en nuestra profesión, no nos referimos a esa ética que nos hace hablar de nosotros mismos como personas inclusivas, sino desde una ética en particular, de forma singular y no desde lo universal.

Lo que nos pasa a diario es que tematizamos al “otro”, a sus necesidades ya que la misma significa transformar un sujeto, entonces lo que sucede con nosotros, es que relacionamos todas las problemáticas como si fuesen temas a tratar.

Laurence Cornu, aborda una mirada desde la oportunidad, sosteniendo un horizonte abierto de posibilidades para ese sujeto y valorando el potencial de capacidades que dispone. Ya que hoy, la educación, tiene un desafío que es una “educación inclusiva”, esta se plantea como desafío por definición, por naturaleza, pero a su vez tiene en cuenta que las instituciones deben ser hospitalarias, acogedoras, que reciban a todos los niñ@s y jóvenes independientemente de sus cuestiones de nacionalidad, sexualidad, cuerpo, lenguaje y aprendizaje. Además que puedan encontrar allí, un lugar significativo para sus vidas. 

En este desafío, la palabra “inclusiva” como alude Skliar, debería desaparecer porque no hace falta mencionarla.

 Siendo justos al reconocer  que las diferencias culturales son diversas, y que sus procesos se construyen y reconstruyen decodificándose con el tiempo porque la educación es un lenguaje que necesita de sus propias palabras. Aunque lo diverso según los constructores de la otredad, debe ser entendida como las relaciones entre las partes que la constituyen. Es por esto que la socioantropología, nos ayuda a poder comprender la realidad en la que estamos inmersos. Y la etnografía ayudará a comprender que la dominación y la desigualdad fueron un atributo de toda sociedad que sucedía en un tiempo y un espacio; que de alguna forma fue llegando por medio de la transmisión de la cultura a nuestros tiempos. Pensando que el hombre que cambia dentro de una cultura, lo hace porque esta contenido por relaciones fuertes que dirigen su propia voluntad e ideología e, inclusive, sus propios deseos porque las condiciones en que el hombre vive, no lo decide sólo, sino estando con el “otro”.

Según INADI, la otredad, tiene que ver con poder construir un grupo de pertenencia dentro de un colectivo que apunta a fortalecer, crear y desforzar límites que señalen a un “otros” como absolutamente diferente a ese nosotros. Es por esto, que el aspecto jurídico dentro de la educación es absolutamente indispensable, pero…lo que no se ha dicho es que a partir de allí, supone un cambio profundo en nuestras prácticas educativas. Porque lo que hay, es una relación personal de afecto, compromiso y de palabras que utilizamos que no son las mismas palabras que utilizan las leyes. 

Continuando con lo anterior, aclaramos que la educación del “hoy”, aún continúa con algunas formas culturales impuestas desde el pensamiento moderno y posmoderno, relacionándose con el sistema educativo.

Para concluir:

Nos remitimos al título de este análisis: “El etc en nuestra formación docente”, es como una barrera, como un límite en la que conocemos y reconocemos sin tematizar al “otro”.

A su vez, lo primero que tenemos que preguntarnos es el significado del “etc”, porque allí reside la incógnita de lo que no podemos resolver desde ningún lado, ya que el seminario nos hizo comprender que la educación es pensarnos con el “otro”.

Así, nuestra tarea  de educar es hacer cosas, “juntos”, entre “nosotros” y “otros”. Poner la escritura en medio, exponerla, es pensar algo distinto del registro, del archivo, la devolución de lo aprendido o del código cerrado que sólo sirve para evaluar y ser evaluado. Pues bien: “no se trata del escribir, ni de la escritura, sino del "escribiendo": la escritura es ese misterio que permanece escribiéndose a sí mismo y a los “otros”, con los “otros”.