Ahora que las emisiones se miden con lupa, los fabricantes de automóviles se ven en la necesidad de desarrollar sistemas que hagan que el vehículo emita menos emisiones. Algunas marcas apostaron hace más de veinte años por el sistema de motor híbrido eléctrico-gasolina de la que ya hablaremos. Otras empresas comenzaron el desarrollo de vehículos 100% eléctricos cuyas ventas no terminan de despegar en parte por la falta de puntos de recarga, la escasa autonomía o la principal de ellas, el sobrecoste con respecto a un automóvil con motor tradicional de explosión.
Pero la gran mayoría de fabricantes aún no se atreve con el salto definitivo a electrificar sus coches así que recurren a mecanismos que en la medida de lo posible reduzcan las emisiones. Hoy la práctica totalidad de los coches vendidos en la UE, de motor tradicional, van equipados con un sistema denominado Start&Stop cuya función consiste en desconectar el motor cuando el coche se encuentra en punto muerto. De esta manera, si estamos por ejemplo parados en un semáforo o en un atasco, el coche permanecerá apagado, no emitiendo ningún tipo de gas contaminante.
Visto así la idea suena fabulosa y en parte sí que puede reducir las emisiones dentro de una gran ciudad como Madrid o Barcelona. Pero esta tecnología, como no podía ser de otra manera, tiene inconvenientes que afectan directamente al bolsillo del ciudadano.
En primer lugar hablaremos del motor de arranque y la batería. Este pequeño motor eléctrico que llevan todos los coches de combustión, es quien pone en marcha el coche cuando el conductor gira la llave de contacto. Y aprovecha la carga de la batería para obtener la energía requerida para mover el motor de combustión. En los coches equipados con el Start&Stop, se necesita de una batería especial, más potente y diseñada para aguantar las constantes puestas en marcha del motor cuando el vehículo se encuentra, como hemos comentado antes, en un semáforo o un atasco. Al no ser una batería tradicional que generalmente ronda los cien Euros, estamos hablando de un sobrecoste que en algunos casos puede llegar a triplicar el precio de la normal. Por lo tanto cuando toque cambiarla, lo notaremos en el bolsillo. ¿Pero qué pasa con el motor de arranque? En un coche tradicional, este motor trabaja solo una vez, cuando lo ponemos en marcha, mientras que en uno con Start&Stop puede trabajar cientos de veces dependiendo de si el trayecto es por ciudad. Obviamente el uso abusivo de este motorcillo lo desgasta prematuramente y muchos propietarios se han visto obligados a sustituirlo cuando el coche apenas contaba con unos meses de uso. Afortunadamente para ellos, la garantía oficial sustituiría el motor sin coste para ellos, pero las garantías no duran toda la vida del coche, así que tarde o temprano deberán pagar por un nuevo motor de arranque. Y es un componente caro de sustituir.
Pero se estarán preguntando por el ahorro de combustible que supone para el usuario. Pues bien, dicho ahorro, no es tanto como lo que nos cuentan los fabricantes. Y en cualquier caso, el precio de la batería ya supera lo que nos podemos ahorrar con el motor apagado en un semáforo, por muchos semáforos que hagamos al día.
Así que cuando vayan a comprar un coche nuevo o si ya tienen uno con este sistema, sean conscientes que sus gastos van a aumentar.
2 de Abril de 2019.
Año I. Día 45. Artículo 117
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