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Martín V, el Papa que puso fin al Cisma de Occiente

La efeméride del día.

Luis Alberto Sandoval | 19 feb 2019


      El Papa Martín V nació en 1368 en Genazzano (Italia, por aquel entonces era propiedad de los desaparecidos Estados Pontificios). Fue bautizado con el nombre de Oddone Colonna y provenía de una de las familias romanas aristocráticas más antiguas e influyentes de su época.

      Al pertenecer a una familia tan importante, ingresó directamente en el clero alto y estudió en la Universidad de Perugia, en donde inició su trayectoria hacia el liderazgo de la Iglesia Católica. En 1402, gracias a sus méritos propios, a sus amistades y al prestigio familiar que le precedía, no le fue difícil acceder a la curia romana, es decir, a la cúpula del poder de la Iglesia que, por aquel entonces, tuvo una actividad muy convulsa, ya que continuaba el Cisma de Occidente que se produjo en 1378.

      El Cisma de Occidente fue la disputa que, inicialmente, tuvieron dos obispos que se proclamaron Papas.


      En medio de las disputas del Cisma de Occidente, los reinos cristianos europeos apoyaron al candidato que más les conviniera en sus intereses políticos, y para lograr una mayor influencia dentro de la Iglesia con la que tener la hegemonía europea.

      Al principio, Colonna formó parte del bando del Papa Urbano VI, llegando a ser protonotario apostólico. Urbano VI quería reformar la Iglesia, pero su trato apático y áspero le granjeó más de una enemistad tanto dentro de la Iglesia como en la nobleza; siendo éste uno de los factores por los que se produjo el cisma.

      Al morir Urbano VI fue elegido Bonifacio IX, que no fue reconocido por el antipapa de Aviñón, Clemente VII. Colonna fue nombrado auditor de las cortes italianas y administrador de la diócesis de Palestrina (a las afueras de Roma). Cargos que ocupó de forma intermitente entre 1401 y 1412.

      Bonifacio IX murió en 1404, tras él le sucedió el breve papado de dos años de Inocencio VII, al que le siguió Gregorio XII. El cisma todavía continuaba en un estado muy candente, pero tanto la nobleza como gran parte de las autoridades eclesiales empezaron a querer poner fin a la situación y a proyectar la reunificación de la Iglesia. Así que en 1409 se convocó el Concilio de Pisa. Pese a que fueron convocados tanto el antipapa de Aviñón como el Papa Gregorio XII, ninguno de los dos asistieron.

      Colonna fue uno de los muchos clérigos que querían que terminara de una vez esa situación, razón por la que desertó de las filas de Gregorio XII para asistir al concilio, en donde apoyó a los antipapas Alejandro V, que murió a los diez meses de haber sido elegido, así que le sucedió Juan XXIII, que también recibió el apoyo de Colonna. Sin embargo, Juan XXIII no era un hombre de fe. Sus aspiraciones eran políticas y convertir la Iglesia en un reinado propio, razón por la que Colonna y otros muchos obispos le retiraron su apoyo y, con la doctrina conciliarista establecida en Pisa, los propios cardenales le depusieron en 1415.

      En 1415, el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Segismundo de Luxemburgo, tomó la iniciativa y convocó el Concilio de Constanza para que de una vez se pusiera fin al cisma. Tras presionar al Papa Gregogio XII, forzó la renuncia del pontífice para que se hiciera un nuevo cónclave. Mientras tanto, el antipapa de Aviñón, Benedicto XIII, al ver cómo se estaban produciendo los hechos, se negó a perder su rango de pontífice y huyó a Peñíscola (España, en aquel entonces, pertenecía a Aragón), en donde estuvo refugiado hasta que sus propios seguidores le abandonaron y aceptaron participar en el concilio de Constanza.

      Pese a haber sido depuesto, Gregorio XII presidió el concilio y, al principio, gozó de la mayor parte del apoyo de los cardenales, pero tras un cónclave de 3 días, el 11 de noviembre de 1417, los participantes decidieron que la persona más idónea para dirigir a la Iglesia en esos momentos debía de tener un carácter moderado, por esta misma razón, el cónclave eligió a Colonna, quien adoptó el nombre de Martín V. Pero el nuevo pontífice era subdiácono, así que el 12 de noviembre fue ordenado diácono, al siguiente día le ordenaron sacerdote, al siguiente obispo y, finalmente, el 21 de noviembre fue por fin coronado con la tiara papal.

      A lo largo de la historia, 27 cardenales procedieron de la familia Colonna, pero Martín V se convirtió en el primero de su estirpe en ser Sumo Pontífice.

      Nada más empezar su mandato, Martín V tuvo que hacer frente a los reductos que seguían apoyando a los antipapas de Aviñón y Pisa, a los que consiguió hacer que retornaran bajo el mandato de Roma y les concedió varios puestos importantes de la Iglesia. Por su parte, tuvo que firmar varios concordatos con los reinos europeos para contentarlos a todos y, a la vez, impedir sus intentos de apoderarse políticamente de la Iglesia.

      Por aquel entonces, Roma era una ciudad ruinosa y pobre, así que el Papa se estableció en diferentes ciudades del norte de Italia y en Berna (Suiza). Los reyes europeos, en sus constantes intentos por usar a la Iglesia para satisfacer sus intereses, le ofrecieron en más de una ocasión que se trasladara a una de sus ciudades, en donde poder recluirle y presionarle con mucha facilidad para lograr el favor eclesial; pero Martín V, con muchísima diplomacia, rechazó todas las ofertas y, tras darle feudos y territorios a sus hermanos en la provincia de Roma, les encomendó que iniciaran la reconstrucción de la ciudad.

      Antes de ser pontífice, estuvo a favor del carácter conciliarista que se adoptó en el Concilio de Pisa, pero al ocupar el cargo de Papa, fue lo primero que prohibió. Sin embargo, aprobó que se celebraran concilios cada cinco años. En 1422, cumpliéndose esta norma, se celebró el concilio de Siena, en el que se suponía que se iban a hacer muchas reformas urgentes, pero quedó paralizado por dos razones:

      -Los reinos europeos empezaron a tener tensiones entre sí y quisieron usar la influencia eclesial para lograr sus intereses; algo que Martín V no estaba dispuesto a consentir.

      -Se produjo una epidemia de peste en Siena y hubo que posponer y trasladar el concilio a otra parte.

      Una vez concluido el Cisma de Occidente, en plena fase de reformas internas en la Iglesia Católica, y sorteando constantemente a las monarquías europeas, trató de poner fin al Cisma de Oriente y unificar a la Iglesia Católica con la Ortodoxa Griega, pero Martín V murió el 20 de febrero de 1431, mucho antes de que se pudieran iniciar las primeras conversaciones y sus correspondientes concordatos.

 

19 de Febrero de 2019

Año I. Día 6. Artículo 27.

 

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