Tal día como hoy, en un 18 de febrero de 1563, un hugonote (como se les llamó a los protestantes calvinistas en Francia) mató de un disparo a Francisco de Guisa, segundo Duque de Guisa, durante el asedio católico a la ciudad de Orleans (Francia).
Francisco de Guisa, también llamado Francisco I de Lorena, nació en Bar-le-Duc (Francia) el 24 de febrero de 1519, en el seno de una de las familias nobles más importantes de Francia y de Europa, emparentada directamente con la casa real francesa por parte de madre, Antonieta de Borbón-Vendome, que se casó con el par de Francia (un título de dignidad dentro de la nobleza francesa que ostentaban quienes estaban emparentados con la familia real) Claudio de Guisa.
Tan importante fue la Casa de Guisa, que la hermana la hermana de Francisco de Guisa se casó con el rey Jacobo V de Escocia, además de que su primo fue el rey Enrique II de Francia.
Francisco de Guisa destacó por ser un gran estratega y un gran líder militar francés, además de mostrar una actitud ejemplar frente a sus soldados y una gran resistencia física, cuando en uno de los asaltos que se produjeron en el segundo sitio de Boulogne-sur-Mer (actualmente en Francia, pero en 1545 fue posesión inglesa), una lanza inglesa atravesó los barrotes de su casco y las dos mejillas del noble francés. La lanza se partió, dejándole la punta metálica incrustada, atravesándole la cara. Pese a esta herida tan terrible, Francisco de Guisa se mantuvo erguido e impertérrito sobre la silla de su caballo, y sin ninguna ayuda, guió a su caballo hasta su tienda.
El médico, al verle, creyó que la operación sería imposible de hacerse, que el noble se moriría de dolor y no lograría extraerle la punta de la lanza; pero, contra todo pronóstico, De Guisa no solo se mantuvo quieto, sino que actuó como si la herida no tuviera importancia. Evidentemente, una actuación así le valió un gran reconocimiento y una gran admiración en el ámbito militar francés.
El 29 de abril de 1548, Francisco de Guisa se casó con Ana de Este, nieta del rey Luis XII de Francia, heredera de los ducados de Ferrara y Módena (actualmente Italia, pero, por aquel entonces, estaban comprendidos en la zona de de los Estados Pontificios, que se hallaban en disputa entre Francia y el Imperio español), además de ser una de las mujeres más influyentes de la corte francesa.
En 1551, Francisco de Guisa fue nombrado chambelán de Francia (un alto cargo de la nobleza que ejercía de consejero del rey), al año siguiente, fue nombrado gobernador de Metz, una ciudad del Sacro Imperio Romano Germánico que fue anexionada militarmente por Francia y que hoy día sigue bajo dominio francés, mientras el emperador español Carlos I combatía contra los protestantes en la Guerra de Esmalcalda. Una acción que no solo era parte de la lucha por la hegemonía entre Francia y el Imperio español, sino que también se debió a una represalia por la decisión del Papa Julio III que otorgó a España el ducado de Parma (Italia).
Las fuerzas imperiales sitiaron Metz entre 1552 y 1553, en donde Francisco de Guisa se labró una fama mundial cuando resultó victoriosofrente a los poderosísimos ejércitos de Carlos I de España. Aquella victoria francesa fue decisiva, tras ella, volvió a vencer en otras dos batallas al Emperador, forzándole a firmar la Paz de Augsburgo (25 de septiembre de 1555), en la que reconocía la libertad religiosa para los príncipes protestantes alemanes, que coexistían junto con los católicos.
Entre 1556 y 1557, Francisco de Guisa comandó a las fuerzas francesas en una expedición para arrebatarle a España el reino de Nápoles, pero el Duque de Alba le venció. La victoria de los tercios españoles en San Quintín, en suelo francés, le obligó a abandonar Italia y poner fin a su expedición.
En enero de 1558, se encargó de la reconquista de Calais, última posesión inglesa en suelo francés. Posteriormente, dirigió la invasión a Luxemburgo, teniéndola que detener tras conquistar Thionville y Arlon (esta última se encuentra en Bélgica actualmente), pero el desastre en la batalla de Gravelinas frente a los españoles forzó al rey a firmar la Paz de Cateau-Cambrésis, deteniendo por completo la campaña de Luxemburgo.
La sobrina de Francisco de Guisa se casó con el delfín (príncipe heredero de Francia), que ascendió al trono el 10 de julio de 1559. Francisco II era un adolescente de 15 años de salud muy débil, así que a Francisco De Guisa no le costó mucho convencerle y manipularle para que cerrara su círculo de confianza íntimo en torno a la familia de Guisa. Con Francisco de Guisa en funciones de chambelán de Francia, y con su hermano, el cardenal de Lorena, Carlos de Guisa, quien llevaba las cuentas reales; la familia noble se había convertido en la familia más poderosa del reino.
El reinado de Francisco II destacó por ser breve y por estar sumido en sangrientos altercados religiosos entre los católicos y los hugonotes; estos últimos trataron de raptar al Rey en la Conjura de Amboise en 1560, pero fracasaron al ser traicionados. Francisco de Guisa ordenó la captura y la ejecución de todos los protestantes que participaron en la trama, iniciándose de esta forma, el proceso que conducirá a las ocho guerras religiosas en Francia.
El 5 de diciembre de 1560 murió el rey Francisco II, sucediéndole Carlos IX, un niño de 10 años, por lo que la reina Catalina de Médici, madre del Rey, ejerció la regencia y la familia De Guisa perdió gran parte del poder. Al principio de su regencia, Catalina de Médici apoyó a la causa protestante, pero se encontró con que Francisco de Guisa formó un triunvirato con el mariscal de Saint-André y con el condestable de Montmorency (enemigo acérrimo de De Guisa); que se negaron a hacer cualquier tipo de concesión a los protestantes.
A la reina no le quedó más remedio que ceder. El triunvirato intentó firmar una paz religiosa celebrando la Conferencia de Poissy, contando con el beneplácito del rey español Felipe II y de la Santa Sede, aunque fue muy complicado contar con la participación protestante alemana que quería sustituir a los hugonotes y querían ser ellos los que decidieran por los calvinistas franceses.
La Conferencia de Poissy, en la que intervinieron 46 prelados católicos, 12 ministros protestantes y 40 teólogos. Tras 17 días, la conferencia llega a un punto muerto en una discusión sobre la Eucaristía. Ni la Iglesia Católica ha convencido a los protestantes, ni las corrientes reformadoras son reconocidas.
El 1 de marzo de 1562, se produjo la masacre de Wassy (Francia), se desconoce el motivo por el que fueron asesinados 80 hugonotes que practicaron su rito en una granja, pero éste hecho había sido el detonante de la primera de las ocho Guerras de Religión francesas.
Mientras los hugonotes pidieron ayuda al cantón suizo de Ginebra, en donde se hallaba Juan Calvino, creador de su corriente reformadora, y también le pidieron ayuda a la Inglaterra anglicana; los católicos hicieron lo mismo con España y los estados italianos.
En septiembre de 1562 estallaron las hostilidades. En diferentes puntos de Francia los protestantes habían logrado tener éxitos. En tan solo un mes, los hugonotes dominaron varias ciudades, saqueando y destruyendo sus iglesias, además de masacrar a la población católica. Los generales católicos más destacados murieron o fueron capturados, quedando Francisco de Guise como mando supremo del ejército católico.
Francisco de Guisa logró capturar a uno de los principales líderes protestantes, el Príncipe de Condé, tras vencerlo en la batalla de Dreux. Los ejércitos protestantes se quedaron sin su líder principal. La campaña de Normandía, dirigida por De Guisa, fue un éxito. Las tropas católicas lograron recuperar Ruan poco después de que los hugonotes la hubieran conquistado.
Una vez controlada Normandía, De Guisa se dirigió rápidamente al Valle de Loira para poner asedio a Orleans en diciembre de 1562, un fuerte reducto hugonote que supuso la tumba del noble francés, asesinado el 18 de febrero de 1563 por un protestante que le disparó con una pistola. La muerte de Francisco de Guisa supuso el fin de la primera guerra de religión francesa. La ciudad no cayó militarmente, sino por el Edicto de Amboise firmado un mes después, en el que los protestantes ganaban la libertad religiosa a cambio de devolverle a los católicos el control de las ciudades; sin embargo, fue una paz efímera de un conflicto que traería más guerras, violencia y muertes que finalizaron en 1598.
18 de Febrero de 2019.
Año I. Día 5. Artículo 22.
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