Pero, quizás, tal aseveración no se determinaba por la brillante intervención del envigadeño, sino por cada uno de los importantes acontecimientos, que fueron brotando de aquella magnífica cantera que constituía en sí misma la vida del connotado patriarca.
Gobernador de la provincia de Antioquia en la década de los setenta del siglo XIX, fundador de las Academias de Medicina de Medellín y de la Academia Antioqueña de Historia, apenas nos indican y muestran unas de las meras perlas que adornan la mazorca paisa en toda su historia.
Memorias científicas sobre la enfermedad de la lepra en Antioquia y la insuflación pulmonar, le permitieron a esta tierra afincar sólidos postulados y conocimientos hacia un mejor porvenir.
Su actuación magistral como perito auxiliar de la justicia, en el famoso caso de El Crimen de Aguacatal, le permitieron a la ciencia jurídica dar solución al macabro y excecrable asunto y profundizar en nuevos derroteros, para modernizar la justicia y convertir a este hombre en pionero de la Psiquiatría forense en Antioquia.
Su periplo por París, le brindó la oportunidad de cumplir con sus dos grandes cometidos: uno, la publicación de su obra magna Geografía General y Compendio Histórico del Estado de Antioquia en Colombia; y dos, imbuirse de todo el iluminismo científico que se irradiaba desde la ciudad Luz.
Tras el conocimiento de las ideas de Corvisart, padre de la medicina clínica francesa; de Laennec, padre del estetoscopio, de Bichat, padre de la Histología (tejidos); de Claude Bernard, descubridor del Sistema Nervioso Simpático; de Charcot, padre de la Neurología; y de escuchar los ecos de los debates en los auditorios de la Universidad de La Sorbona, entre Pouchet, Henry Bastión y Louis Pasteur, el sabio de Envigado, atiborró su morral de viajero y se dirigió de regreso a su patria.
La medicina en Antioquia a partir de aquel momento en que recibió todo el conocimiento del “Patriarca Blanco”, en materia de ciencia y de microbiología, se dividió en dos eras: antes de Uribe Angel y después de Uribe Angel.
De su obra legendaria de Geografía, se puede decantar su fascinante faceta de profeta, al analizar y considerar a la inmensa región paisa de Ituango, como una zona de gran desconocimiento para los propios antioqueños, pero a su vez asegurada con un portentoso porvenir.
Interpretó nuestro sabio, con más de 170 años de anticipación a nuestro tiempo, que tal región, desde el punto de vista de su ubicación en el globo terráqueo presentaba unas características como no las tiene ninguna zona en Antioquia y en Colombia; su proximidad a la parte navegable del río Cauca, su cercanía al Nudo del Paramillo, su punto equidistante del océano Atlántico, del istmo de Panamá y del océano Pacífico, su inmediatez con la línea ecuatorial y sus más de 26 ríos torrentosos, le dan una fortaleza en el recurso hídrico y le permitirán ubicarse con el tiempo en los sitiales de honor.
Hoy el megaproyecto de Hidroituango, siendo una realidad mundial, recoge aquella visión, aquella grandeza y convierte a don Manuelito, en un portaestandarte de la grandeza y pundonor de la raza antioqueña, lastima, eso sí, que su finca La Magnolia en Envigado, haya desaparecido, sin que exista hoy después de doscientos años, en la actualidad una política de recuperación y restauración por los entes administrativos locales de aquel lugar como Patrimonio de Interés para la Nación.
Pero, quizás, tal aseveración no se determinaba por la brillante intervención del envigadeño, sino por cada uno de los importantes acontecimientos, que fueron brotando de aquella magnífica cantera que constituía en sí misma la vida del connotado patriarca.
Gobernador de la provincia de Antioquia en la década de los setenta del siglo XIX, fundador de las Academias de Medicina de Medellín y de la Academia Antioqueña de Historia, apenas nos indican y muestran unas de las meras perlas que adornan la mazorca paisa en toda su historia.
Memorias científicas sobre la enfermedad de la lepra en Antioquia y la insuflación pulmonar, le permitieron a esta tierra afincar sólidos postulados y conocimientos hacia un mejor porvenir.
Su actuación magistral como perito auxiliar de la justicia, en el famoso caso de El Crimen de Aguacatal, le permitieron a la ciencia jurídica dar solución al macabro y excecrable asunto y profundizar en nuevos derroteros, para modernizar la justicia y convertir a este hombre en pionero de la Psiquiatría forense en Antioquia.
Su periplo por París, le brindó la oportunidad de cumplir con sus dos grandes cometidos: uno, la publicación de su obra magna Geografía General y Compendio Histórico del Estado de Antioquia en Colombia; y dos, imbuirse de todo el iluminismo científico que se irradiaba desde la ciudad Luz.
Tras el conocimiento de las ideas de Corvisart, padre de la medicina clínica francesa; de Laennec, padre del estetoscopio, de Bichat, padre de la Histología (tejidos); de Claude Bernard, descubridor del Sistema Nervioso Simpático; de Charcot, padre de la Neurología; y de escuchar los ecos de los debates en los auditorios de la Universidad de La Sorbona, entre Pouchet, Henry Bastión y Louis Pasteur, el sabio de Envigado, atiborró su morral de viajero y se dirigió de regreso a su patria.
La medicina en Antioquia a partir de aquel momento en que recibió todo el conocimiento del “Patriarca Blanco”, en materia de ciencia y de microbiología, se dividió en dos eras: antes de Uribe Angel y después de Uribe Angel.
De su obra legendaria de Geografía, se puede decantar su fascinante faceta de profeta, al analizar y considerar a la inmensa región paisa de Ituango, como una zona de gran desconocimiento para los propios antioqueños, pero a su vez asegurada con un portentoso porvenir.
Interpretó nuestro sabio, con más de 170 años de anticipación a nuestro tiempo, que tal región, desde el punto de vista de su ubicación en el globo terráqueo presentaba unas características como no las tiene ninguna zona en Antioquia y en Colombia; su proximidad a la parte navegable del río Cauca, su cercanía al Nudo del Paramillo, su punto equidistante del océano Atlántico, del istmo de Panamá y del océano Pacífico, su inmediatez con la línea ecuatorial y sus más de 26 ríos torrentosos, le dan una fortaleza en el recurso hídrico y le permitirán ubicarse con el tiempo en los sitiales de honor.
Hoy el megaproyecto de Hidroituango, siendo una realidad mundial, recoge aquella visión, aquella grandeza y convierte a don Manuelito, en un portaestandarte de la grandeza y pundonor de la raza antioqueña, lastima, eso sí, que su finca La Magnolia en Envigado, haya desaparecido, sin que exista hoy después de doscientos años, en la actualidad una política de recuperación y restauración por los entes administrativos locales de aquel lugar como Patrimonio de Interés para la Nación.
AUTOR: CARLOS IVAN SERNA OSPINA
Miembro Correspondiente de la Academia Antioqueña de Historia.
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