Recién que el presidente estadounidense electo Donald Trump habló del impacto de las importaciones chinas a su país, y que de Canadá surgieron declaraciones en el sentido de que estas importaciones se dejaban entrar y transitar a los países del norte por parte de México, cuando se da un inesperado operativo de confiscación de mercancía china en pleno centro de la Ciudad de México.
El centro de comercio conocido como Plaza Izazaga, por encontrarse ubicado en el número 89 de esta avenida del centro capitalino, fue clausurado y mucha mercancía incautada. A pesar del impacto del operativo inicial, con el pasar de los días se fue permitiendo a los comerciantes presentar su documentación de propiedad y acceder a sus locales para recuperar y reubicar parte de su inventario.
Los comerciantes de origen chino son quienes rentaban la mayor parte de los locales en la mencionada plaza, sin embargo, la red de comercio se había extendido a mexicanos que también comerciaban o trabajaban en el sitio, así como migrantes de Chiles, Venezuela y Haití.
Los productos de bajo precio ofertados en el sitio incluían falsificaciones de marcas conocidas en ropa y accesorios, así como multitud de otros productos elaborados en China, tales como juguetes, electrónicos, utensilios de cocina, etc.
Según las autoridades, el motivo del operativo fue que el propietario del edificio dejó que mercancía ilegal fuera ofertada libremente en los locales, por lo que anunciaron una denuncia ante la Fiscalía Especializada de Extinción de Dominio de la fiscalía general de la República (FGR) para que se aplique la extinción de dominio y pierda la propiedad.
El resultado del proceso de extinción de dominio contra el propietario aún está por verse. Ciertamente era bien sabido que en el lugar podía encontrarse mercancía proveniente de Asia a bajos precios, aunque, por otra parte, responsabilizar al dueño de un edificio por las actividades de los locatarios parece un tanto cuanto exagerado.
Los más perjudicados, sin embargo, son los propios comerciantes y aquellos que realizaban su actividad de servicio en torno de la plaza y su actividad, como quienes vendían alimentos y bebidas a vendedores y visitantes.
En esta, la temporada de mayor actividad comercial, se les está privando de sus medios de subsistencia habituales, y aunque se reubiquen en otro sitio del centro, ya se han visto perjudicados al perder su inversión en alquiler y tener que rentar un nuevo local, por no hablar de los que perdieron mercancía.
Uno de los argumentos favoritos de la autoridad para estos operativos es que estos productos compiten de forma injusta con productos nacionales, marcas originales y artículos legalmente importados. Esta es una verdad a medias, pues quienes adquieren un artículo chino de bajo costo no van a adquirir uno original; simplemente no les alcanza para comprarlo.
Una persona que paga doscientos pesos por una bolsa de imitación no va a pagar tres mil o cuatro mil por una original. Entonces, ¿en realidad se protege a los productores e importadores que operan en la legalidad, o solamente se limitan las opciones para quienes no poseen un ingreso alto?
Ante el cuestionamiento de que la mercancía de Izazaga y otros lugares del centro pasó por las aduanas con la anuencia de funcionarios públicos que se beneficiaron por facilitar su ingreso al país. el gobierno federal anunció una revisión exhaustiva de las autoridades aduaneras como parte de un operativo nacional contra el contrabando de mercancías, particularmente provenientes de China y de Asia.
El secretario de Economía, Marcelo Ebrard Casaubón, informó que en el edificio Izazaga 89, se decomisaron 262,334 artículos provenientes de Bangladesh, China, Malasia, Vietnam e Indonesia, con un valor estimado de 7.5 millones de pesos.
Ebrard descartó que estos operativos de Izazaga 89 estén vinculados a presiones externas, como las ejercidas por el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, sin embargo, el momento en que se realizan resulta altamente significativo.
Por supuesto que un mayor control de las importaciones provenientes de Asia sería beneficioso, sobre todo si se realiza de forma adecuada, pues permitiría prevenir que productos peligrosos afecten a la población. Sin embargo, si se realizan de forma desordenada y con el objetivo de aparentar eficiencia ante los socios comerciales de México, los únicos afectados serán quienes viven al día de la comercialización de estos productos. El eslabón más débil de la cadena.
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