La plaga de gusano barrenador se creía extinta en México desde 1990, cuando se registró el último caso conocido en Campeche. Sin embargo, en noviembre de 2024 resurgió nuevamente al darse a conocer el caso de una mujer de 77 años infectada en el estado de Chiapas.
Con esta noticia, el gobierno estadounidense reaccionó con una suspensión a la exportación de carne y ganado desde México, medida que se revirtió en febrero de 2025 a raíz de acuerdos de colaboración entre ambos países.
Lo que pareció una solución, anunciada por el gobierno mexicano como un éxito, sufrió un revés a finales de abril cuando la secretaria de Agricultura de Estados Unidos, Brooke Rollins, envió una carta al Gobierno de Claudia Sheinbaum en la que restringió de nuevo las importaciones de productos animales de México si no se intensifica la lucha contra la plaga.
Rollins publicó la carta en su cuenta de X, en la que criticó que México limitó a seis días a la semana los vuelos que despliegan miles de moscas estériles para contrarrestar la plaga y señaló al país por haber impuesto “aranceles aduaneros onerosos” en piezas requeridas para el mantenimiento de aviones que se han encargado de parte de la operación,
La plaga es causada por la mosca cochliomya hominivorax que deja sus larvas en animales de sangre caliente. También ataca a perros, gatos, ovejas, cabras, caballos y cerdos. Las larvas se alimentan del tejido vivo y provocan una enfermedad parasitaria conocida como miasis.
Además, el impacto en los animales es inmediato: disminución de peso, deterioro de la producción láctea y cárnica, daños en piel e infecciones en las heridas por las bacterias. Aunque existen tratamientos para revertir el padecimiento, en la mayoría de los casos la solución implica el sacrificio y la incineración del animal.
En los humanos, se manifiesta en lesiones cutáneas dolorosas, con enrojecimiento, inflamación y pus. La infestación puede ocurrir en heridas abiertas, áreas operadas o membranas mucosas.
Ante las terribles consecuencias de la plaga y los efectos devastadores de la enfermedad que provoca, cualquier país estaría más que dispuesto a colaborar con Estados Unidos y adoptar las acciones urgentes para erradicarla, pero no México.
A la propuesta de la funcionaria estadounidense de tres medidas específicas: eliminar aranceles a piezas de aeronaves y moscas estériles, nombrar un enlace de alto nivel con el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) y autorizar a la empresa Dynamic Aviation a operar vuelos de fumigación durante al menos un año, el gobierno mexicano reaccionó como ya es su costumbre, con evasivas, burocracia, lentitud y pretextos.
Según la presidenta Sheinbaum, las acciones que son razonables y basadas en la cooperación se están atendiendo, pero reiteró que no se aceptarán exigencias que consideren excesivas. Ella y el secretario de Agricultura y Desarrollo Rural, Julio Berdegué, declararon al unísono que “Colaboramos, cooperamos, pero no nos subordinamos. Eso es muy claro en todas nuestras relaciones exteriores”.
La reacción del gobierno de México empeñándose en convertir en asunto político algo que es eminentemente económico y de salud está generando consecuencias graves para el sector ganadero y, aunque se están tomando acciones conjuntas para combatir la plaga, la restricción a la exportación de carne y ganado hacia los Estados Unidos sigue en pie.
Por el cierre de las fronteras de Estados Unidos (EU) al ganado mexicano de exportación, ante la existencia de casos de gusano barrenador, se registra un desplome del envío de becerros de México a dicho país de 63.5%, de acuerdo con Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA).
Desde el 11 de mayo pasado la Secretaría de Agricultura de la Unión Americana determinó que no se permite la entrada de ganado en pie o carne de res procedente de México. Lo que significó que de enero a mayo pasado solamente se exportaron 233 mil 438 cabezas de ganado, por un valor de 287 millones de dólares, con un precio promedio de mil 239 dólares por cabeza.
La exportación de cárnicos acumulada de enero a mayo ascendieron a mil 239 millones de dólares, mientras que las importaciones de cárnicos sumaron los 3 mil 137 millones de dólares, lo que dejó un déficit comercial acumulado a México de mil 898 millones de dólares.
La firma consultora dijo que la medida unilateral de Estados Unidos de cerrar la frontera por el brote del gusano barrenador provoca afectaciones económicas graves a los productores mexicanos y deja a México un déficit comercial grande.
Mientras tanto, la titular del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos. Brooke Rollins, ha dispuesto de una inversión de 21 millones de dólares para renovar la planta de fabricación de moscas estériles en Metapa de Domínguez, Chiapas.
El objetivo es generar unos 100 millones de moscas estériles cada semana, adicionales a las que se producen en la planta de la a Comisión Panamá–Estados Unidos para la Erradicación y Prevención del Gusano Barrenador del Ganado en Panamá, y que, hasta ahora, ha trabajado a su máxima capacidad para enviar el insecto al territorio mexicano.
Otra planta de Chiapas, en Tuxtla Gutiérrez, fue la responsable de la primera erradicación del gusano barrenador del ganado (GBG) y de la declaratoria de México como un territorio libre de la plaga, en 1991. Sus instalaciones fueron cerradas en 2003. Rollins también anunció la apertura de una nueva planta de este tipo en Texas.
El secretario de Agricultura y Desarrollo Rural de México, Berdegué, se ha limitado a confirmar lo declarado por su homóloga estadounidense y decir que esta acción forma parte de una nueva etapa en la asociación de ambos países “tal vez mejor que nunca antes”, y congratularse por la inversión en el reacondicionamiento de la planta de moscas estériles en Chiapas, asegurando que había solicitado que el Gobierno estadunidense reabriera la planta en Chiapas, debido a que eran ellos quienes tenían todo el poder para reactivar el trabajo de esas instalaciones.
La inacción del gobierno mexicano, esperando que sea el de los Estados Unidos el que tome la iniciativa para combatir la plaga y después congratularse por la colaboración como si de su hábil diplomacia dependiera todo, lo único que confirma es su inutilidad y prontitud para hacer caravanas con sombrero ajeno.
Y mientras que ya se han confirmado diecisiete casos de miasis por gusano barrenador en el territorio nacional y los ganaderos de Sonora, Chihuahua y otras entidades federativas ven su economía afectada por el cierre a la exportación, solo queda esperar a que el gobierno de los Estados Unidos actúe en nuestro beneficio, pues pese a las declaraciones de “soberanía” y “no intervención” del gobierno morenista, no deja de demostrar que cuando de solucionar problemas se trata, es bastante dependiente del exterior.
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