Como cada año, hubo un festejo multitudinario en el zócalo por la independencia de México, así como en cada alcaldía y sede de gobierno estatal. Y como cada año, para muchos mexicanos, resulta difícil encontrar razones actuales para festejar.
Reconozco que hablar acerca de esto es declararme abiertamente aguafiestas y nada más lejos de mis deseos. A nuestro país le costó tremendo sacrificio de sangre el lograr ser independiente del dominio español y los caudillos que dieron la vida en esa empresa que se creía inalcanzable merecen ser recordados y honrados, más aún todos esos héroes anónimos que hicieron lo propio sin obtener la menor recompensa, ni siquiera un sepulcro con su nombre.
A esto hay que sumarle que el 16 de septiembre no solo se celebra la independencia mexicana, sino de algún modo, la resistencia del pueblo de México para mantenerse en pie tras todas las vicisitudes que ha venido enfrentando a lo largo de la historia, incluyendo las que enfrentamos hoy.
Así, es este un festejo que representa la oportunidad anual de unirnos como nación y olvidarnos de nuestros problemas. Por desgracia, para gran parte de la población, el lograr esto resulta muy difícil.
Pensemos un poco en las desgracias nacionales. Los cuarenta y tres desaparecidos de Ayotzinapa son un caso famoso, uno que sigue sin solución y que sinceramente creo muy poco probable que se llegue a aclarar alguna vez. Lo triste de esto es que los desaparecidos en todo el país no son cuarenta y tres, son muchos, muchísimos más.
Las familias de todas las personas desaparecidas en el país no creo que estén muy de ánimos de celebrar. Aún peor, tal vez ni siquiera se trate de desaparecidos por más que se diga la famosa consigna de “vivos se los llevaron, vivos los queremos”, la realidad es que hay miles de restos humanos sin identificar en los servicios forenses, muchos de los cuales han ido a parar a la fosa común por incapacidad de mantenerlos guardados.
Los habitantes de los pueblos y ciudades dominados por la delincuencia organizada y que viven en miedo permanente tampoco tienen demasiadas razones para sentirse festivos, y, contrario a lo que opinan las autoridades, son muchos. No es nada agradable que cada que se sale a la calle se corra el riesgo de no regresar por ser víctima de un tiroteo, secuestro o ejecución.
Los dueños de negocios que son extorsionados sin que la autoridad les proporcione protección y que se ven obligados a pagar o a cerrar pues de lo contrario serían asesinados, como varios otros lo han sido, tampoco es que se encuentren muy proclives al festejo.
Los que se trasladan en transporte público y son asaltados con frecuencia, sumados a los automovilistas que también sufren de lo mismo, al igual que los peatones, no es que estén dando gritos de alegría.
Los familiares de las víctimas de feminicidio y las mujeres que temen salir por el riesgo de convertirse en una de esas víctimas podrían no sentirse con muchas ganas de ir a una concentración multitudinaria en el zócalo.
Y los millones de personas que padecen de pobreza extrema en el país, los que no pueden acceder a un empleo bien pagado, los que carecen de servicio médico, o de uno que en verdad les proporcione los servicios y medicamentos que requieren, los que no pueden adquirir una vivienda, los que ven sus ciudades invadidas por la migración descontrolada y en oleadas cada vez mayores; y los que tienen que migrar por la pobreza o la violencia en sus lugares de origen.
Todos estos mexicanos y muchos más se encuentran en el mes de septiembre ante la ambigüedad de celebrar la independencia del país o llorar sus tragedias. Otros muchos, sin embargo, como cada año, se unen bulliciosa e inconscientemente a las celebraciones, con ese deseo de olvido e indiferencia que no alcanza para ocultar los problemas de la nación más que por un breve período de tiempo.
Esta web se reserva el derecho de suprimir, por cualquier razón y sin previo aviso, cualquier contenido generado en los espacios de participación en caso de que los mensajes incluyan insultos, mensajes racistas, sexistas... Tampoco se permitirán los ataques personales ni los comentarios que insistan en boicotear la labor informativa de la web, ni todos aquellos mensajes no relacionados con la noticia que se esté comentando. De no respetarse estas mínimas normas de participación este medio se verá obligado a prescindir de este foro, lamentándolo sinceramente por todos cuantos intervienen y hacen en todo momento un uso absolutamente cívico y respetuoso de la libertad de expresión.
No hay opiniones. Sé el primero en escribir.